viernes, junio 24, 2005




Crisis en el Mariano Aguilera.

Por Rodolfo Kronfle.

La m�s reciente edici�n del Sal�n m�s antiguo del pa�s, fundado en 1917, pone en evidencia la urgente necesidad de profesionalizar las actividades culturales en el pa�s.

La corriente de opini�n dominante respecto al reciente Sal�n Mariano Aguilera se resume en la condena a lo oprobioso de sus resultados. �Cu�l es la causa principal?: la falta de criterio.

Falta de criterio institucional y falta de criterio �curatorial�. En lo que se refiere a la labor organizativa del Centro Cultural Metropolitano existen una serie de cuestionamientos concretos que tienen que ver con la mec�nica de selecci�n de un curador id�neo para el Sal�n. Pero m�s all� de esto, en un contexto donde las instituciones culturales no cuentan �ir�nicamente- ni con especialistas ni con profesionales, la implementaci�n de cualquier esquema de Sal�n �con o sin curadur�a- corre una suerte incierta seg�n (nuevamente) el criterio de quien o quienes convoquen, seleccionen y premien.

En este Sal�n las dos primeras instancias se pervirtieron de tal manera que quienes actuaron de jurado de premiaci�n me manifestaron lo inc�modo que result� su labor. Ser jurado supone un reto, pero cuando este reto se reduce a escoger lo menos malo el asunto debe activar alarmas. El problema ya se ve�a venir desde que se hicieron p�blicas las bases del certamen, en ellas se part�a de algo que suena bonito, una suerte de ecumenismo populista (�ser incluyente y antidiscriminatorio�), pero que es contraproducente al momento de querer establecer un est�ndar m�nimo de calidad y pertinencia.

Trascendencia trasnochada

En estas bases para la convocatoria y en las declaraciones p�blicas de Omar Ospina (periodista y editor cultural que actu� como �curador� del Sal�n) se reiteran grandes confusiones, comunes en quienes se resisten a enfrentar las complejidades de las pr�cticas art�sticas contempor�neas y las serias problem�ticas del panorama cultural actual. Adaptando a nuestra realidad una reflexi�n de Hal Foster (Dise�o y Delito, 2002) el vac�o causado por la ausencia de instancias cr�ticas acad�micas en nuestro mundillo del arte ha dado pie para un conato de �revancha� a cargo de los que �l define como los �poetas-cr�ticos�, es decir todos estos personajes que insisten en un retorno de la Belleza y Espiritualidad como sujetos esenciales del Arte.

Pese a que estas representaciones mentales ya han sido rebasadas en el entramado cultural actual, Ospina parece transitar dichos territorios al hablarnos en varias ocasiones de la �trascendencia�, otro estereotipo que se usa como muletilla al plantearlo como una cualidad metaf�sica, �inmanente en el hecho art�stico� en sus propias palabras, cuando dice que �el trabajo creativo�solo si trasciende a su tiempo y a su espacio se le puede considerar obra de arte�, idea manipuladora y rebatible ya que �en las l�cidas palabras del te�rico espa�ol Jos� Jim�nez- ��la idea del valor 'eterno' de las grandes obras de arte no se sostiene, precisamente porque la determinaci�n temporal es uno de los aspectos centrales que hace de ciertos productos humanos 'obras de arte'�La pretendida duraci�n supra-hist�rica de las obras es, en el fondo, un espejismo ideol�gico�Parad�jicamente, la capacidad de las obras de arte para ir 'm�s all�' del tiempo en que fueron producidas tiene que ver con su fuerza para sintetizar, a trav�s de un flujo nunca plenamente consciente, lo que el ser humano 'vive' y 'espera' en ese tiempo�. Quienes insisten en proponer la �trascendencia� como m�vil primordial del arte no reparan en que �la 'mentira' art�stica, la ficci�n de las artes, para ser fiel a los materiales de que se nutre, debe impulsar el reconocimiento de la temporalidad y contingencia de la vida, alabarlas en lugar de refugiarse en la ilusi�n de eternidad.�

Y ya que el curador nos lleva al terreno de la trascendencia me queda la tremenda inquietud de entender cu�l es la �trascendencia� de alrededor del 80% de los trabajos exhibidos. De lo que est� a la vista este era un Sal�n para no m�s de 18 piezas.

Al admitir 98 obras (en la edici�n 2004 ingresaron 19) de un total de 210, en buena parte de una precariedad formal que hace que la falta de solvencia en los planteamientos sea tema secundario, y considerando los antecedentes citados, no cabe siquiera ponerme a analizar los premios y menciones, ya que bien pudieron haber estado �en teor�a- entre la obra rechazada. En las circunstancias presentadas me parece que el curador debi� llevar su discurso hasta las ��ltimas consecuencias� y haber hecho del Sal�n un Full Monty, es decir, hubiera presentado toda la obra recibida aunque haya que exhibirla en la contigua Plaza de la Independencia (que para prop�sitos museales resultaba m�s apropiada).

�Cu�l curadur�a?

La indigencia intelectual del medio nos est� llevando a aceptar tergiversaciones como el indiscriminado empleo del t�rmino �curador�. Aprovecho aqu� para dar luces a una pregunta que se me hace reiteradamente: �qu� es un curador? De manera sucinta se trata de un profesional que realiza una labor de intermediaci�n cultural, que tiene bases muy acentuadas en la cr�tica; el curador intenta estructurar lecturas conexas y l�gicas a un conjunto determinado de obras, de cuya sugerente disposici�n expositiva tambi�n se encarga, en un intento de enriquecer y profundizar su relaci�n entre las mismas y el p�blico. En esta tarea asume una funci�n orientadora que produce valor, que cuestiona las nociones culturales establecidas y que propone �puede ser el caso- nuevos �ngulos de abordaje hacia una experiencia est�tica. A las cosas hay que llamarlas por su nombre, en este Sal�n no hubo curadur�a, hubo una simple �y aparentemente arbitraria- selecci�n.

Sugerencia.

Seamos honestos con nosotros mismos, saquemos balance de nuestras limitaciones, el Mariano Aguilera, ni ning�n otro sal�n nacional va a cambiar �a largo plazo- si no existe una �reingenier�a� institucional de las entidades culturales que los presentan. Habr� mejores y peores ediciones, pero un resultado sostenido solo se obtendr� cuando primen criterios especializados. En la coyuntura actual el modelo curatorial le queda grande al Mariano Aguilera, por lo que creo que le ir�a algo mejor si la convocatoria fuese simplemente abierta �como en el Sal�n de Julio- sin tem�ticas, sin tareas� �qu� m�s se necesita para verdaderamente propiciar la �libertad del artista� y para reflejar �su tiempo�?

Ganarse nuevamente la confianza de los artistas m�s serios y formados, la mayor�a de los cuales por estos avatares ya no participan, requiere de una r�gida y coherente selecci�n. Aquello es lo imprescindible para presentar un Sal�n; los premios �por otro lado- siempre ser�n discutibles.







El Sal�n no solo evidencia una calidad mediocre, sino una total falta de coherencia, donde se encuentran juntas �en una museograf�a inexplicable- interpretaciones triviales de tardo-modernismo, anticuado romanticismo, artesan�as con agenda social y un sin fin de lugares comunes contempor�neos, trillados y pobremente ejecutados, del recetario internacional.
Agencia Asturiana Informal de Noticias

1 Comments:

At 6:34 p. m., Anonymous Anónimo said...

Tiruliru, mi dirección es: rechouso@hotmail.com
Un besote

 

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