Coincidiendo con los días finales de un caluroso agosto, del presente año de nuestro señor de 2006, ha visto la luz un estudio, del profesor de Sociología en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Oviedo, Holm-Detlev Köler, a mi juicio, gran conocedor de la realidad Asturiana que actualmente “padecemos” y poseedor de una de las mentes con ideas más claras y centradas sobre las posibilidades de romper el bloqueo endógeno que, desde el punto de vista económico y social, impide el crecimiento de Asturias. Este amargo postre de verano, se cuece en torno cinco ingredientes básicos; que son: la situación familiar, la educación, la inserción laboral, el nivel y tipo de satisfacción del tiempo de ocio y el índice de participación social. El resultado, es un plato compacto sobre las características de los jóvenes de nuestras cuencas, en los albores del tercer milenio. Aunque los datos, siempre negativos, vuelven a coincidir con los vertidos en periodos anteriores, la realidad dibujada es lo suficientemente alarmante, por perenne y escabrosa, como para que un humilde economista, nacido en El Entrego, dedicado, desde hace más de una década, a la formación y morador de este Valle del Nalón, cuyas aguas, ya no tan negras como antaño, corren mezcladas con sangre, por las arterias de su cuerpo, embadurne unas cuantas líneas de una cuartilla, reflexionando sobre ella. Trascurridos casi treinta años desde que se firmaron los conciliadores Pactos de la Moncloa ( 25 /10 /1977 ) Asturias, en general, y las Cuencas, en particular, han venido perdiendo peso relativo en el sistema de equilibrios regionales. Las causas, que son de todos conocidas, merecerían otro artículo para su tratamiento. Solo las citaré de pasada: necesidad de modernizarse después de vivir casi medio siglo bajo la desastrosa autarquía franquista, sin Libertad de ningún tipo; reconversiones, reindustrializaciones e innovaciones mal finalizadas en su momento; la entrada en la U.E, etc. Todo perjudica, de una manera u otra, el “Modus Vivendi” del habitante de estos páramos. Por un lado, el espíritu de lucha social contra el sistema totalitario representado por el Congreso de Suresnes del PSOE, entre los días 11 y 13 de octubre de 1974, la lucha de las JOC y los sindicatos, éstos desde la clandestinidad, pierde sentido; sus rescoldos, se apagarán definitivamente mediada la década de los ochenta. Por el otro, la Comunidad Asturiana es derrotada nuevamente casi “por goleada” con eventos como los Juegos Olímpicos de Barcelona, Expo de Sevilla, Madrid Ciudad Cultural y con la aparición de nuevos yacimientos industriales, turísticos, etc. Esta pérdida de identidad, autoestima y condición hace que a un poeta se le “quiebre el alma, como un cristal, en mil pedazos y le quede malherida” y que a los no tan sensibles se nos puedan “ hinchar las criadillas”. Toda sociedad esta integrada por individuos, de condiciones dispares. Hoy en día con la miscelánea que propone la inmigración, afortunadamente la variedad étnica, social y cultural, crece exponencialmente. De esta forma, las fronteras se diluyen, máxime si consideramos el poder de las nuevas comunicaciones. Así, el ser humano debe ser capaz de buscar nuevos territorios, como los primeros homínidos, pero no siempre referidos a distribuciones geográficas, si no a horizontes ideológicos. La verdadera Revolución está en la capacidad para asumir novedosos compromisos sociales, de forma que se destierre, para siempre, esta encasillada y negativa realidad socio-cultural que caracteriza a los jóvenes de las cuencas. De no ser así, y si la goma sigue tensándose, la juventud puede perder los escasos referentes de los que dispone y situarse en un punto de no retorno en el que la mayor riqueza económica de que disponemos, el capital humano, se descentre y sucumba al desánimo “ad eternis”. Creo, leyendo las meditadas conclusiones de Holm y su equipo, que todavía podemos evitarlo. Los jóvenes reconocen aún la necesidad de formarse; la existencia de injusticias, aunque no se comprometan y “pasen” de hacerles frente; ven carencias y necesidades sociales o personales, pero igualmente “pasan” de cubrirlas de “motu propio”. Pero, aunque no sea del todo tarde, no podemos economizar esfuerzos para conseguir, entre todos, que esta riqueza no se pierda y que el rescoldo vuelva a reavivarse. Padres, educadores, colectivos sociales y Administraciones tienen, o tenemos, la pelota en nuestro tejado. ¡ No sé por cuánto tiempo...! No podemos volver a cometer errores idealizando coyunturas como aquel JASP – joven aunque sobradamente preparado –, que se aplicaba a los que peleábamos por hacernos un hueco en la Sociedad en la década anterior, y que solo fue un término cabalístico salido de la calenturienta mente de un publicista. Un mal espejismo, un intríngulis kafkiano, que traumatizó y confundió a muchos. Nunca existió, ni debió ser referente para nadie. Creó legiones de frustrados que no lograban alcanzar el paradigma propuesto. Una auténtica bazofia. No podemos jugar con las expectativas de los jóvenes, so pena de llevarles al fracaso y de apagarles la luz de ese faro hacia el que orientar las proas de nuestras naves en el turbulento mar de adversidades en el que todos navegamos.
Heri Gutiérrez
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