martes, julio 06, 2004

Sentado contra la pared.


Sentado contra la pared, a la fresca, veo debajo de la morera a Borges con una sonrisa en los labios apoyarse en el bastón, disfrutando de las vibraciones que escucha. A su lado está Monterroso que conversa suavemente con Cortazar mientras Frida sirve vino en las copas que están sobre la mesa. Recuperar esas charlas himnóticas en el frescor de la tarde del Sur es lo mejor que se me ocurre para volver a la cordura, para regresar al tiempo imposible de la felicidad.