domingo, octubre 31, 2004

En América Latina los pobres apuestan por la izquierda


• El último día de este mes, millones de latinoamericanos acudirán a las urnas en Uruguay, Brasil y Venezuela, en lo que se considera desde ahora una votación histórica a favor de los cambios socio-económicos

POR LIDICE VALENZUELA —especial para Granma Internacional—

EL próximo domingo 31, millones de votantes acudirán a las urnas en Uruguay, donde será electo el nuevo presidente del país, en Venezuela, para seleccionar gobernadores y alcaldes, y en Brasil, donde habrá segunda vuelta de las municipales que escogerán a alcaldes y concejales en 44 ciudades, de ellas algunas de suma importancia en la política nacional.
Gran atención prestan los analistas políticos a los comicios de este fin de octubre, que, según previsiones, sitúan la balanza hacia la izquierda, una posición que ya era notable en Argentina, Brasil y Venezuela, pero que podría ocurrir, por primera vez, en la historia uruguaya.
La opción no es casual. Tras el fin de las dictaduras militares en la década del 80 del pasado siglo, una nueva forma de dependencia de Estados Unidos se impuso en el empobrecido continente latinoamericano: la política económica neoliberal, que aunque ya había demostrado su fracaso, fue la táctica utilizada para apoderarse de las grandes riquezas de las naciones latinoamericanas.
Ese sistema económico cuyas nefastas consecuencias han sufrido en carne propia los trabajadores, que incluso empobreció a la clase media de algunos países, y diezmó a importantes economías nacionales, como la de la hasta entonces próspera Argentina.
La esperanza volvió a surgir para las grandes masas empobrecidas cuando el presidente venezolano, Chávez, a contrapelo de los poderosos intereses del empresariado privado, y de Estados Unidos, que ha hecho lo indecible para derrocarlo, inició un proyecto socio-económico cuyo fin principal es elevar el nivel de vida de los más pobres. Y los humildes, en agosto pasado, le dieron un respaldo total cuando masivamente votaron por ratificarlo como su Presidente y, en su persona, el proyecto bolivariano en ejecución.
La historia se repite ahora en Uruguay. Las encuestas de opinión daban este jueves una significativa ventaja en las intenciones de voto del electorado uruguayo al líder del Frente Amplio, Tabaré Vázquez, quien se postuló a la presidencia en representación de la coalición Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría (EP-FA-NM).
Encuentro agrupa unas quince organizaciones y movimientos políticos de izquierda y aparece, según firmas encuestadoras, como favorito para quedarse con el sillón presidencial, ya que atrae una intención de voto superior al 50 por ciento, o sea que holgadamente ganaría en la primera vuelta.
Las fuentes ubican en segundo lugar al pretendiente del Partido Nacional, Jorge Larrañaga (entre 28 y 30 por ciento), y, en tercero, al del Partido Colorado, Guillermo Stirling (10).
La Constitución uruguaya determina que, para convertirse en presidente, cualquiera de los aspirantes debe alcanzar el 50 por ciento más uno de los votos emitidos.
Reconocido especialista en oncología, Tabaré Vázquez, 64 años, de origen humilde, irrumpió en la política uruguaya en los años 80. Prestigiado como un político honesto, en 1990 llevó a la izquierda a gobernar por primera vez Montevideo, la mayor intendencia del país por población y economía.
En 1994 y 1999, intentó la presidencia, pero en las dos ocasiones perdió por escaso margen frente a los partidos tradicionales.
Uruguay sufrió entre fines de 1998 y mediados del 2003 la recesión económica más larga de su historia. En el 2002 vivió una crisis bancaria, una crisis cambiaria y una crisis de deuda pública y privada. La pobreza afligió al 31% de la población y llevó al país a una debacle a la que no estaba acostumbrado.
Tabaré Vázquez proclamó una plataforma de gobierno que da prioridad, en consonancia con la actual situación económica, a la atención a los sectores sociales más necesitados, ya que, advirtió durante su campaña, de tres millones de uruguayos, un millón son pobres y 100 mil indigentes.
"Los uruguayos están esperando respuestas sobre los salarios que no alcanzan, la desocupación, la pobreza, los jóvenes que se van del país, condenados a un futuro incierto, si no gana nuestra fuerza política", afirmó en reciente entrevista de prensa.
Mientras, en la fronteriza nación de Brasil, este próximo domingo culminarán las elecciones municipales que en la primera vuelta el pasado día 3 situaron al gobernante Partido de los Trabajadores (PT) como triunfador, al ser el más votado (16,3 millones de votos, un 37 por ciento más que en el 2000) entre las 27 organizaciones políticas en la batalla por las más de cinco mil alcaldías y miles de escaños en los parlamentos territoriales.
Según advirtió este lunes el influyente diario O Globo, el PT debe ganar en ocho de las 44 ciudades donde habrá segunda vuelta, y en seis su principal rival, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), del ex presidente Fernando Henrique Cardoso.
Lo más importante en juego ahora es la ciudad de Sao Paulo, la más influyente ciudad del país por su peso económico y sus 7,7 millones de votantes, en las que el PT, representado en estos comicios por la alcaldesa Marta Suplicy, debe ceder el cargo a José Serra, uno de los hombres fuertes del PSDB, quien la aventaja, en estos momentos, en 14 puntos porcentuales.
De perder la alcaldía paulista, el PT sufriría una importante derrota, pues se le considera uno de los puntales de la política brasileña y, sin su soporte, deberá trabajar fuertemente para ganar las elecciones estaduales del 2006. El estado de Sao Paulo, con casi 20 millones de habitantes, es gobernado por el socialdemócrata Geraldo Alckiman, posible pretendiente a la Presidencia dentro de dos años.
Sea cual fuera el resultado paulista, lo cierto es que el PT, a dos años de ganar el gobierno, duplicó las alcaldías bajo su mando y recibió el respaldo masivo de la población, en especial de los sectores más humildes.
El PT tiene candidatos a alcalde en 24 de los 44 municipios con más de 200 mil habitantes donde los electores irán de nuevo a las urnas y el PSDB en 20.
En Venezuela, por otra parte, este próximo domingo se efectuarán comicios regionales que, según expertos, darán la victoria al gobierno del presidente Hugo Chávez en la lucha por las gobernaciones estaduales, luego de la aplastante derrota sufrida por la oposición el pasado 15 de agosto en el referendo nacional mediante el cual intentaron inútilmente derrocar el proceso bolivariano.
Estos comicios decidirán quién controlará 22 gobernaciones de estado y 335 alcaldías municipales. En estos momentos, el Movimiento V República gobierna en 15 de los 22 estados, y en el 70 por ciento de las alcaldías.
Más de ocho mil candidatos a gobernadores, alcaldes, legisladores y concejales, concurrirán a los comicios regionales en Venezuela, en representación de docenas de partidos y grupos políticos, se informó este lunes.
En uno de sus últimos coletazos, quizás convencida de su derrota, la oposición venezolana intentó en los últimos días la llamada estrategia de las renuncias, es decir, declinar sus candidaturas con el alegato de, entre otros pretextos, supuestas faltas de garantías.
Sin embargo, sólo una treintena de aspirantes a cargos en las listas opositoras renunciaron a sus aspiraciones, entre ellos el criticado y antibolivariano actual Alcalde Mayor de Caracas, Alfredo Peña.
En opinión del vicepresidente venezolano, José Vicente Rangel, la oposición sufrirá una derrota monumental y emblemática, dado que carece de una política coherente, en tanto ha mantenido posiciones poco éticas ante la sociedad, como el artrero y fracasado golpe de Estado contra Chávez el 11 de abril del 2003, que fracasó en menos de 48 horas por la voluntad popular, y el negativo paro petrolero.
Y como para que no queden dudas de que los pobres de América Latina apuestan a la izquierda y a las presuntas mejoras que a su vida traerán los proyectos sociales que ésta enarbola, el próximo 9 de diciembre, cuando se celebre el 180 aniversario de la Batalla de Ayacucho, se celebrará una cumbre de los líderes sudamericanos, lo que es calificado como otro paso fundamental en la integración regional ante los avasalladores planes del capitalismo.
Es muy posible que en el Cusco, Perú, sede de la cita, se firme la primera acta de la Unión Sudamericana, que, al concretarse, constituirá un bloque de 17,2 millones de kilómetros cuadrados en 10 naciones y una población de 336 millones de habitantes.