jueves, mayo 12, 2005


CARTONEROS, NO HAY DINERO

Cuarenta mil cartoneros hay en esta ciudad, cuarenta mil cartoneros y ninguna ilusión. Por las noches invaden las calles, no hay laburo pero si hay cartones, diarios, papeles, vidrios, etc.

Buenos Aires, "Ciudad de pobres corazones", "La reina del Plata", se llena de changuitos manejados por los cartoneros, que revisan las bolsas de basura, juntan lo que sirve y lo venden, no recaudando mucho más de diez pesos diarios, unos 3 dólares.

Los cartoneros, chocan continuamente con dificultades. Un chico murió porque revisando las bolsas, sufrió un corte, y para aplicarle la antitetánica en un hospital público le pidieron que comprara el suero en la farmacia. Por tal motivo se están desarrollando campañas de vacunación para proteger a los jóvenes que están en el oficio.

El Gobierno de la ciudad, intentó darle una ayuda a los cartoneros, distribuyendo bolsas verdes, exclusivas para papeles y cartones, así dejarían de correr riesgos a la hora de revisar la basura. Supuestamente en los supermercados, fácilmente se pueden conseguir estas bolsas, pero la realidad indica que a veces, en la puerta de los Super, están repartiendo folletos promocionando "la campaña de recolección diferenciada", pero a la hora de pedir las bolsas en las cajas, estas escasean.

La sociedad de a poco despierta de tantos años de indiferencia, y muchos vecinos separan la basura y personalmente, entregan a los cartoneros, bolsas con papeles y cartones.CARTONEROS, NO HAY DINERO


Editorial argentina publica literatura latinoamericana con material reciclado.
La editorial publica libros con hojas fotocopiadas y tapas de cartón comprado a ’’cartoneros’’.

Entre témperas, una fotocopiadora vieja y en un lugar que alguna vez fuera un puesto de verduras, un grupo de argentinos arma libros con cartones rescatados de la basura para difundir cuentos y poemas de escritores de América Latina.

Sin los presupuestos millonarios de las grandes editoriales, ni el lujo de las librerías que seducen a los turistas en Argentina, ’’Eloísa Cartonera’’ es una editorial especializada en publicar literatura latinoamericana.

La editorial publica libros con hojas fotocopiadas y tapas de cartón comprado a ’’cartoneros’’, personas que se dedican a recopilar papeles en las calles de Buenos Aires y luego venderlos para su reciclaje, y que en algunos casos han dejado las calles para unirse al proyecto.

Tres jóvenes que ahora arman y pintan los libros en ’’No hay cuchillos sin rosas’’ -el antiguo puesto de verduras de alrededor de 30 metros cuadrados donde funciona la editorial- eran cartoneros antes de sumarse al proyecto.
’’La idea es convertir el cartón que es algo que no tiene valor y darle valor. Todo pasa porque los cartoneros se dan cuenta de que tienen un material que lo pueden elaborar, que pueden darse trabajo ellos mismos’’, dijo Washington Cucurto, escritor y uno de los tres responsables de Eloísa.
El proyecto comenzó a tomar forma a principios del 2003, cuando Argentina comenzaba a salir de una devastadora crisis económica, con más de la mitad de la población en la pobreza y un desempleo que superó el 20 por ciento.

La devaluación del peso en enero del 2002 elevó el valor del papel -y de otros productos- que se encarecieron demasiado como para ser importados, por lo que el reciclaje de cartón se volvió una opción clave en el proceso de producción.

En ese momento, familias de cartoneros comenzaron a formar parte de la ciudad. En la actualidad, más de 10.000 personas recorren Buenos Aires en búsqueda de papel, cartón y materiales como vidrio y plástico, según estimaciones oficiales.

’’Lo más probable es que si no hubiera tantos cartoneros, ni se nos hubiera ocurrido. Pero está dentro de algo más general: tratamos de ser inteligentes y aprovechar lo que hay’’, dijo Javier Barilaro, otro de los responsables del proyecto.

Al principio, Cucurto y Barilaro, artista plástico y escritor, respectivamente, armaban ellos mismos los libros, pero luego comenzaron a incorporar a jóvenes cartoneros que dejaron de ’’cartonear’’ y empezaron a recibir un sueldo por su trabajo.

’’Me gustó el trabajo este y con el tiempo le fui agarrando la mano (...). Acá me gusta más, me despejo de mi casa, escucho música, armo los libros, pego o a veces pinto’’, dijo Daniel Ramos, de 19 años, que antes de participar en Eloísa recopilaba cartones en la calle para sobrevivir.

La editorial ya publicó unos 60 títulos -con ediciones de entre 20 y 100 ejemplares- y por el cartón paga 1,5 pesos el kilogramo (cerca de 0,5 dólares), cinco veces más de lo que se les paga habitualmente a los cartoneros en Argentina. Para AGAIN, Casimiro Palacios desde El Entrego
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