miércoles, junio 15, 2005


Editorial
El ladrido de este mes tomo otra forma. El relato suplanta el discurso. Y como se puede contar lo que nos pasa de distintas maneras, aqui van dos ladridos.

Uno
Deja caer sus dedos furiosos y pesados sobre un teclado, la tinta es la sangre de quien escribe lo ya dicho una y mil veces. Repite,inevitablemente, el ritual de contarse.
De la casa de enfrente se escucha el sonido de un viol�n, cada ma�ana. Los vecinos se acostumbraron a desayunar con sinfon�as distintas y desconocidas y bailan un tango antes de ir a trabajar. Mientras camina por una ciudad a la que rotularon de melanc�lica y pastosa recuerda la imagen de una pel�cula en la que dos adolescentes se besaban por primera vez. Esboza una sonrisa. Sube al �mnibus, se aprieta con otros cuerpos que exhalan los primeros humos del invierno. Un asiento contra una ventanilla se libera, al sentarse se acuerda de Marta, la protagonista de Whisky, que sin decir nada lo dice todo.
El conductor del �mnibus escucha una cumbia a todo trapo y baja el volumen cuando un pibe sube con su guitarra y entona canciones de Lorca. Los pasajeros miran hacia fuera mientras mueven r�tmicamente los pies. El pibe pasa la gorra y recoge el valor de su almuerzo.
Llega al supermercado, marca la tarjeta, una rabia agria le quema el est�mago. Finge y no explota. Mira las g�ndolas e imagina como vac�a en el piso de a uno los paquetes de pasta y las latas de conservas mientras manda al mundo a construirse de nuevo. Tararea canciones antisist�micas, se acuerda de Bj�rk en
Bailarina en la oscuridad. Aunque no es tan terrible se dice relativizando
cuando sale a la calle y un pibe lleno de mocos le pide una moneda para
tomar la leche.
Llega a su casa, prende el televisor y hace un zapping por los canales
nacionales en el horario de los informativos y escucha a esos seres reales y animados intentando convencer a miles del otro lado de la pantalla de que esta guerra es reciente. Se acuerda de aquella canci�n: "el diario no hablaba de m�, ni de ti", corea mientras sale a hacer las compras.
Le golpean la puerta, son unos amigos con un vino barato bajo el brazo y una idea art�stica que cambiar� el mundo. Por una noche se convencen de que ya nada ser� igual.

Dos
Estaba pensando en c�mo y qu� contar. Se hab�a peleado la noche anterior con unos amigos, que si Whisky gan� premios y es exquisita o un embole costumbrista, si Aparte es un reflejo de la pauperizaci�ncultural o se regodea siniestramente con la pobreza, si En la puta vida retrata la explotaci�n sexual o es una mirada burguesa de la prostituci�n. Todos gritaban, pretend�an imponer sus est�ticas y discursos. Tomaban vino.
En una esquina "la et�rea" miraba el techo. Alguien le grit�: "!vos, nena, siempre descolgada, no te interesa lo que hablamos! Vos que sos artista en qu� mierda est�s pensando, �c�mo te compromet�s con la realidad?". El ambiente se tens�. Pero " la et�rea" sin alterar su voz le dijo al grit�n: " yo estoy pensando en una video-instalaci�n. Hay un cubo y en cada pared se proyecta gente mirando al mar y se trasladan de una pared a otra movidos por el sonido del viento". El grit�n se r�e, busca c�mplices y la vuelve a increpar: " y qu� mensajes busc�s transmitir con eso". La et�rea lo mir� a los ojos y con el un
latido fuerte en la garganta le dijo: " es un pedido de silencio", contest� y agreg�: " a m� me gust� Aparte, En la puta Vida no la vi y a Whisky la estoy procesando". Sirvieron m�s vino y se hizo un silencio c�smico. �l fue recogiendo los platos vac�os mientras pensaba en el tema de sus
cuentos, sus poemas. �Contarse a s� mismo? �Hablar de su momento hist�rico? �De su violenta intimidad o su yo social? �Del mundo en sus espaldas o su cama fr�a por las noches? �De este lugar o de un espacio intocado? Cuando queda solo, toma una hoja reciclada y deja caer las primeras l�neas de su novela: Debo escribir.

Alvaro P�rez Garc�a
Agencia Asturiana Informal de Noticias