domingo, diciembre 04, 2005

Los herederos de Juan Rulfo piden que se retire su nombre de un relevante premio (Manuel M. Cascante - ABC / México)



La voz de los expatriados -de su tierra y de los cauces habituales de la literatura- obtuvo un nuevo reconocimiento tras la entrega, del XV premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo al autor hispano-mexicano Tomás Segovia. El poeta, que nació en Valencia en 1927 y huyó a México junto a su familia siendo un adolescente, no ha perdido ni en su vida ni en su obra los lazos que le unen a su tierra natal, y encarna un puente entre la tradición cultural europea y la del Nuevo Mundo.

En presencia de autoridades civiles y universitarias -tanto locales como federales-, de Eliane Karp de Toledo, primera dama de Perú (país invitado de honor en la FIL 2005), y de la premio Nobel estadounidense Toni Morrison, Antonio Latorre (miembro del Colegio de México y codirector, con Tomás Segovia, de la «Revista Mexicana de Literatura»), dibujó una semblanza del galardonado, previa a la entrega del premio y al discurso de agradecimiento a cargo del autor de «Cantata a solas».

Segovia, aquejado de una fuerte afonía, centró sus palabras en torno a los premios literarios y a los méritos o deméritos que los proporcionan. El escritor había recibido la noticia «con gratitud, pero con sorpresa (...), no porque se me premiase a mí, sino porque se premiase a alguien como yo (...): un poeta marginal, pero no marginado. Buenos escritores hay todos los imaginables, y no estoy seguro de que merezcamos un premio más que otros ciudadanos, ni que las autoridades tengan que protegernos cuando hay otros asuntos que no merecen menos el ser alentadas».

«Botín de grupúsculos»

La polémica en torno al Rulfo, uno de los laureles más prestigiosos en lengua castellana, surgía de los herederos del autor de «Pedro Páramo». Según el diario mexicano «La Jornada», Clara Aparicio de Rulfo (viuda del escritor) y sus cuatro hijos han resuelto reclamar a las cinco instituciones patrocinadoras del galardón que éste deje de llevar el nombre del autor. El motivo, las «expresiones ofensivas» que Segovia realizó en agosto, al ser distinguido con con el premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe 2005, en las que calificaba a Rulfo de «ignorante», según indicó el presidente de la Fundación Juan Rulfo, Víctor Jiménez. El premio «se ha convertido en botín de grupúsculos que sólo buscan el beneficio de sus propios intereses», denuncian los allegados al genio de Sayula (Jalisco).

Por otro lado, la XIX Feria Internacional del Libro puso en marcha sus inabarcables actividades con la apertura de una exposición de obras del artista plástico peruano Fernando de Szyszlo en el Museo de las Artes de Guadalajara. El acto contó con las palabras de Mario Vargas Llosa, amigo personal del pintor limeño.