La Revolución de Asturias en la mirada de Albert Camus
La Revolución de Asturias en la mirada de Albert Camus Autor: Claudia Galante Fecha: Febrero 8 2005 Secciones: Asturias 1934, Historia de España, Escritores, Teatro Una de las organizadoras de las jornadas académicas realizadas en la UBA sobre el 70ª Aniversario de la Revolución en Asturias en 1934, la profesora Claudia Galante (Facultad de Filosofía y Letras de la UBA), presenta una reseña y análisis de la obra de teatro precisamente llamada “La Rebelión de Asturias” de Albert Camus, en donde se resalta la particular mirada que el destacado escritor y humanista tuvo sobre la mencionada revolución y el polémico debate ético que generó con otros intelectuales, como Jean Paul Sartre, cuyos postulados aún hoy tienen vigencia. Albert Camus desde su puesto de combate, su papel y su pluma, reivindicó la lucha del hombre por su existencia en Paz y en Libertad. Claudia Galante. En este artículo se realizará una breve reseña de la obra y de los momentos más relevantes en la vida de Albert Camus. Se consideró de capital importancia mostrar aunque más no fuera en parte, la vida militante de este notable escritor, que aún hoy podría ser motivo de controversias y debates, a la hora de analizar ante situaciones de conflicto, la importancia de la vida, y la remanida premisa que señala que el fin justifica los medios, entre otros temas; que Camus puso en tela de juicio y por lo cual fue criticado por sus contemporáneos, o creó distancias entre sus amigos tal como sucedió con Jean Paul Sartre. En segundo lugar, se realizará una sintética introducción sobre la revolución en la Asturias de 1934 para luego introducirnos en la obra de teatro “La Rebelión de Asturias”, que fuera representada en contemporaneidad con la Guerra Civil de 1936. Finalmente, se harán algunos comentarios sobre Camus y su mirada a la revolución de Asturias, cuyo polémico debate aún hoy tiene vigencia. *** El discurso que Albert Camus, escritor humanista, fuertemente criticado por sus convicciones, escribió al recibir el premio Nobel en 1957 abre un debate inconcluso por varias generaciones ya, decía: “….debemos hablar, en efecto, por todos aquellos que sufren en este momento, cualquiera que sea la grandeza, pasada o futura, de los Estados y los partidos que los oprimen: para el artista no hay verdugos privilegiados. Por eso, la belleza, aún hoy, sobre todo hoy, no puede servir a ningún partido; solo sirve, en primera o última instancia, al dolor o a la libertad de los hombres. El único artista empeñado es aquel que, sin rehusar nada del combate, rechaza por los menos unirse a los ejércitos regulares, quiere decir, es el francotirador. La lección que encuentra entonces en la belleza, si aprende honestamente esa lección, no es de egoísmo, sino de dura fraternidad. Así concebida, la belleza nunca sojuzgo a ningún hombre….” A. Camus, profundamente identificado con las causas contra la opresión, había nacido en Mondovi, Argelia, colonia francesa hacia 1913. Hijo de campesinos; su madre era española y su padre francés, quien lo dejaría huérfano muy pequeño ya que fue una de las víctimas de la Primera Guerra Mundial. Criado en un hogar campesino, con una madre analfabeta, aprovechó toda oportunidad posible para leer y escribir, en una infancia y una adolescencia pobre y sacrificada. A la edad de 20 años cae gravemente enfermo de tuberculosis, lo cual le impide presentar su tesis de filosofía sobre Plotino y San Agustín. No obstante, dueño de un gran talento, la enfermedad no le impedirá seguir adelante, y comprometerse con la realidad circundante. Fue actor y director de teatro al mismo tiempo que sigue escribiendo. Se dedica al periodismo en el “Alger Républicain” y muy rápidamente se convierte en jefe de redacción en “Le soir Républicans”. En 1936 en su compromiso contra la opresión, realiza la adaptación de la novela de André Malraux “El tiempo del desprecio”, referida a los primeros campos de concentración nazis. En segundo lugar, escribe “La rebelión de Asturias”, obra de teatro que analizaré en este artículo, que antecedió a la Guerra Civil española de 1936. Camus en principio estuvo unido a España por lazos de sangre, no olvidemos que su madre había nacido en Mallorca. Otra de sus obras “Estado de sitio”, se desarrolla en Cádiz, al sur de España, siendo el ámbito callejero que se encuentra en “Révolte dans les Asturias”, un anticipo de aquella. Hacia 1937 escribió “El revés y el derecho”, “Bodas” en 1939. Cuando los alemanes invaden Francia, arriesga su vida diariamente desde la Resistencia. Por esos años escribe también el diario “Combat”. Con Francia liberada en 1944 escribe incontables artículos, donde cuestiona tanta muerte y tanto dolor, debatiendo con escritores y filósofos de su época. Camus se preguntaba: “¿Cómo reaccionar ante el mal sin caer en otra forma del mismo mal?”. “¿Cómo combatir el mal oponiéndole la justicia, el amor, la solidaridad humana, sin recurrir a ninguna esperanza trascendente, sin apoyarse más que en la misma condición humana que parece tan débil y tan frágil?” Escribe obras de teatro como “El malentendido”. En 1947 escribe una de sus obras cumbres la novela “La peste”. Esa peste, era su gran cuestionamiento, el fascismo, el totalitarismo, la supresión de la libertad. Otra de sus más importantes obras por esa época lo constituye, “El extranjero”. Hacia el final de la guerra, se había convertido en un pacifista acérrimo. Camus señalaba en sus escritos que la política del poder de Europa y el mundo occidental querían hacerles creer que vivirían en una sociedad más justa, mientras que por otra lado, en la Unión Soviética se invitaba a hacer todo tipo de sacrificios en nombre de la igualdad. Pero al final todo era una preparación para la guerra. Él decía que era justamente esa guerra, la que no permitiría llevar la justicia y la liberación a las clases trabajadoras. Un ejemplo, de que sus cuestionamientos resultaban tan molestos ya en occidente como lo resultarán detrás de la cortina de hierro, sucede en 1946, cuando realizaba un viaje para dar conferencias en distintas universidades de Canadá y Estados Unidos. En este último país, tuvo dificultades para su ingreso con el FBI. Algo similar le sucedió en Argentina. En 1949 fue invitado por Victoria Ocampo, a Buenos Aires. El Ministerio de Cultura Nacional intentó verificar previamente el tipo de conferencias que iba a dar. Ante esta situación, Camus decidió no realizar ninguna en nuestro país. Su ensayo “El hombre rebelde”. Publicado en 1951, creará una distancia intelectual con Jean Paul Sartre y con toda la izquierda stalinista de su tiempo. Comprometido con las denuncias sobre las injusticias, considera que se deben denunciar los exterminios y los campos de concentración en la Rusia de Stalin también. Para Camus, el hecho que el fin justifica los medios se transforma en un problema ético y polemiza activamente con Sartre. Para Camus de nada sirve la justicia sin libertad y no hay libertad sin justicia. El teatro constituye para Camus un refugio para sus pensamientos. Hace adaptaciones de obras de Lope de Vega y Dostoievsky entre otros. Hacia 1956 escribe “La caída”. Posteriormente escribe “Reflexiones sobre la pena de muerte” y cuentos como “El exilio y el reino”. Su obra póstuma es “El primer hombre” que fue publicada más de treinta años después de su muerte. La contestaría década del 60, no contó físicamente con Camus, pero seguramente si estuvo presente para todos quieren vivieron ese tiempo. :: Antecedentes históricos de la Revolución en Asturias. Ciertamente el clima de revolución se cernía por toda Europa en muy variadas maneras. La necesidad de justicias y preservación de derechos laborales o luchas por prácticas más justas para las clases emergentes era parte de la vida cotidiana desde la campiña, las aldeas hasta las grandes urbes. Esto indica en cierta medida que, los cambios de la economía y las respuestas de los trabajadores respondían a un patrón generalizado hacia la década del 30 en toda Europa. Lo realmente relevante para cualquier historiador, consiste en analizar y desentrañar las características esenciales de cada movimiento y cual es su grado de resonancia y constancia en el tiempo. Esta situación llevó a que se cerraran filas en torno a la oposición y enfrentamiento contra el gobierno. Los obreros y las capas medias catalanas y vascas estaban en una tensión con el gobierno, que iba en aumento. Según nos relata David Ruiz en su “Asturias Contemporánea”, publicada en Madrid en 1975, año de la muerte de Franco, la proclama de la Segunda República fue recibida en líneas generales con recelo por los sectores conservadores, con esperanza no exenta de preocupación por la burguesía y las clases medias de ideología de avanzada, con entusiasmo por el grueso del proletariado. En Asturias, la hostilidad más abierta al régimen fue protagonizada por el sector menos dinámico de la burguesía regional, el que tenía en el diario Región su portavoz periodístico, animado desde su fundación en 1923 por Bernardo Aza, un candidato por Acción Popular en las elecciones de 1933. Si Región encarnaba la voluntad de extrema derecha, El Carbayón, antiguo diario ovetense, mantuvo posiciones de moderación durante la República, apoyando a un régimen capaz de mantener el orden. Hacia finales del 1933 y comienzos del 1934, el estado de huelga y descontento calentaba los ánimos de un lado y otro, a cada movimiento popular, éste era enfrentado con destituciones de los miembros socialistas de los ayuntamientos, desarticulación de las organizaciones sindicales. La polarización era cada vez más marcada, represión ante la radicalización de los levantamientos regionales, no hacían más que profundizar la crisis asolada por la depresión económica que daba sus coletazos desde el 29, que perjudica la industria asturiana. En etapas previas a las elecciones de 1933, los patrones habían limitado sus inversiones al mismo tiempo que habían cerrado numerosas explotaciones mineras. Varias fábricas metalúrgicas de Mieres redujeron su jornada laboral a cinco días en la semana. Personalidades como González Peña y Amador Fernández trataban de calmar el descontento generalizado sin éxito. Ante la caótica situación, una violencia creciente era la continuidad, sin que un dialogo pudiera acercarlos y crear un estado de compromiso para la búsqueda de soluciones posibles. Por cierto, la base obrera asturiana fue entonces, la que modificó la línea social-demócrata mantenida por los dirigentes de los sindicatos y las agrupaciones locales más importantes. :: Obra de teatro: “Rebelión en Asturias”/ Estrenada en Pascuas de 1936. Benigno Delmiro Coto, en su trabajo sobre “Literatura y minas en la España del siglo XIX y XX”, publicado por la Fundación Juan Muñoz Zapico, repasa lo que considera casi un género literario, en su estado de la cuestión reseña que hay 104 libros escritos sobre la temática minera y 60 de ellos son referidos a Asturias, lo que en cierta medida demuestra el protagonismo que la región y el tema han tenido en su época. Este dato no es menor, dado que sirve como un indicador a la hora de analizar los antecedentes revolucionarios en España. En el caso de “La Rebelión en Asturias”, la obra recuerda el valor histórico de una región en la España de los años 30. “Révolte dans les Asturias” es un ensayo de creación colectiva. Y es allí donde está su valor, Albert Camus trata de convertir la escena en un espacio real, militante. El texto dramático está enmarcado en la perspectiva de un internacionalismo solidario. La importancia de poner al espectador en el centro de la tragedia es capital, lo obliga a sentirse dentro, deja de lado esa distancia del espectador, que se quede fuera de la acción. Camus quiere hacer desaparecer el concepto de espectador pasivo, él apunta a que el espectador se sienta parte de la historia, trata de romper con ese gregarismo del público, con la pasividad. Los escritores, dado que fue realizado entre varios, buscan la comprensión en el espectador de la lucha por los derechos, trata que el espectador se solidarice con los rebeldes. Esta premisa será la constante de toda la obra, es la directriz de la puesta en escena; la importancia del espectador, cuyo rol es el pueblo. Otro protagonista relevante en la obra es la información a través de la radio, que será el acicate durante toda la obra. Otro concepto fundamental a tener en cuenta en el pensamiento de Camus, que quizás de muy variadas maneras estuvo siempre latente a partir de su pensamiento crítico, que se profundizó a partir de la guerra fría, tiene que ver con que a la revolución redentorista habría que oponer la rebeldía crítica. Hacia las últimas décadas de su vida, hubo un rechazo cada vez más fuerte al dogmatismo revolucionario A continuación haré algunas transcripciones puntuales y comentarios, buscando crear el clima de la obra, para que el lector se convierta en participe de este análisis, que sólo pretende mostrar algunas de las aristas del pensamiento de Albert Camus, sin tratar de dar conclusiones definitivas. :: “Acto I. Primera acotación. [El decorado envuelve y presiona al espectador, le obliga a formar parte de una acción que los prejuicios tradicionales le llevarían a ver desde el exterior. No está delante de la capital de Asturias sino dentro de Oviedo, y todo gira en torno a él, que se convierte en el centro de la tragedia. El decorado ha sido concebido para impedir que se defienda. A cada lado de los espectadores, sendas calles de Oviedo: ante ellos una plaza pública a la que da una taberna. En el centro de la sala, la mesa del Consejo de Ministros, y sobre ella un gigantesco altavoz que se supone es Radio Barcelona. La acción transcurre en esos diversos planos, alrededor del espectador, obligado a ver y a participar según su perspectiva geométrica singular. Idealmente, el espectador de la butaca 156 ve las cosas de modo distinto al espectador de la butaca 157. ACTO 1 . En la oscuridad, a la izquierda, detrás de los espectadores, una canción de la Montaña de Santander”.]. Una canción, personajes de la vida cotidiana. El tendero. El vendedor de lotería, el farmacéutico, hombres y mujeres que van y vienen, el vendedor de periódicos, todos atravesando la plaza. Una taberna el lugar obligado, la taberna es el sitio de contacto, donde se intercambian ideas, donde se desarrolla el ocio colectivo, donde se comparte y se debate. La radio, ocupa también el centro de la escena, como el medio informativo oficial. Los mineros que entran en escena con los torsos desnudos y armados. Y a un costado de ellos unos burgueses juntos en un semicírculo cesan de cantar bruscamente. A medida que transcurren las escenas, la tensión de la obra va creciendo como fue creciendo la tensión de la rebelión. En la escena IV del 2do. Acto, la muerte se instala a través de las noticias. Comienza el discurso revolucionario. La consigna de los rebeldes es: Se asume el compromiso o se muere. La falta de colaboración se paga con la muerte. Durante todo el 3er. Acto, los mineros se preparan para la lucha, los combatientes corren entre el público. Se escuchan el estruendo de bombas y disparos. La radio no deja de emitir sus comunicados sobre la situación, tratando de desalentar a los revolucionarios con su discurso. Los anuncios radiofónicos hablan del aplastamiento de Catalunya. Sólo Oviedo resiste, mientras arriban los cuerpos mercenarios marroquíes bajo las órdenes del Gral. López Ochoa. El separatismo catalán se proclama. La radio con un ritmo cada vez más rápido, anuncia los acontecimientos, mientras que el escenario reproduce las bombas, el bombardeo de los aviones, el dolor, las vacilaciones, los actos de arrojo. En la lucha se produce la muerte de Pepe, un personaje que encarna a los jóvenes. Es el joven, que dispuesto a pelear entrega su vida en un combate cuerpo a cuerpo. Pepe, con su juventud era algo así como el símbolo de la esperanza, que muere en el combate. Símbolo de la inmolación de muchos jóvenes en las guerras. Las sociedades en épocas de crisis, destruyen de algún modo su futuro, enviando sus jóvenes a la guerra o pidiéndoles sacrificios en los que les va la vida. La oscuridad se extiende sobre el escenario y solo hay gritos de dolor, mientras se escuchan las trompetas triunfantes de los verdugos. En el cuarto acto todo ha terminado. Lerroux distribuye a puñados las condecoraciones. La revolución ha sido vencida. En todos los rincones se escuchan voces. Son las voces de los muertos, de sus sentires, sus esperanzas y desesperanzas. En la radio se escucha la voz de los ganadores. Los muertos oficiales, heridos y desaparecidos de las fuerzas gubernamentales. Los rebeldes son muertos anónimos, de ellos nada se dice, nada se comenta. Comentarios aletargados, perdidos en el dolor, anuncian la llegada de las primeras nieves, como si el frío de la nieve, tapara todo, congelara, adormeciera todo. La oscuridad invade el escenario. Los espectadores acompañan la Canción de la Montaña de Santander… “En el baile nos veremos, Esta tarde, morenura, en el baile nos veremos y al son de la pandereta unos bailes echaremos.” Pareciera que el mundo sigue andando, y nada hubiera quedado tan sólo el dolor del que no se habla. Muchos otros acontecimientos de dolor y sacrificio esperaban a España y al resto de Europa. Millones de muertos. A medida que los acontecimientos se producen y madura su pensamiento, Camus tendrá una actitud sumamente crítica respecto del dogmatismo revolucionario, no es más que citar por ejemplo en su obra “El hombre rebelde”. En unas líneas referidas a Marx, Camus dirá: “…un fin que necesita medios injustos no es un fin justo…” reclama sin lugar a dudas, por aquellas muertes producidas en nombre de la justicia y la libertad. :: Comentarios En todo caso, quienes no acordaban con Camus, como el caso de Sartre, podían acusarlo de negarse a abandonar el terreno seguro de la moral, pero para quien consideraba un interlocutor insustituible, la muerte de Albert Camus significa una gran pérdida. Sartre dirá, en un fragmento de su discurso dedicado a su amigo luego de su muerte: “El orden humano sigue siendo un desorden, es injusto y precario, en él se mata y se muere de hambre; pero al menos lo fundan, lo mantienen y lo combaten los hombres. En ese orden Camus debía vivir; este hombre en marcha nos ponía entre interrogaciones, él mismo era una interrogación que buscaba su respuesta; vivía en medio de una larga vida’para nosotros, para él, para los hombres que hacen que el orden reine como para quienes lo rechazan, era importante que Camus saliera del silencio, que decidiese, que concluyera. Raramente los caracteres de una obra y las condiciones del momento histórico han exigido con tanta claridad que un escritor viva. Para todos los que le amaron hay en esta muerte un absurdo insoportable. Pero habrá que aprender a ver esta obra mutilada como una obra total….” En todo caso cabría esperar, que la profundidad del debate, eliminar los miedos a la verdadera Revolución que trae implícito el cambio constante, sea un desafío para todos aquellos que no logran transitar esa fina línea que separa los extremos que se unen, en un sórdido reclamo de autenticidad, y verdad absoluta. Quizás, analizar posiciones como las de Camus, puedan ser el inicio para instalar un debate tan fundamental como aquel que niega que el fin justifica los medios. Finalmente, y quizás para dejar abierto una serie de líneas de análisis, me parece interesante sintetizar estas conclusiones con un fragmento del discurso que Albert Camus dedicó a los jóvenes españoles con motivo del vigésimo aniversario de la Guerra Civil: “Puesto que los gobiernos occidentales han decidido no tomar en consideración más que las realidades, podemos decirles que las convicciones de una parte de Europa forma parte también de la realidad, y que no será posible negarlas hasta el fin.” La Primera Guerra Mundial marcó el camino de los acontecimientos producidos en las décadas posteriores y el marcó de intereses que perfilaban un mundo bipolar. El transcurso del tiempo permite que algunos historiadores esbocemos un análisis de esa gran guerra, que tuvo solo un interregno entre 1918 y oficialmente 1939, aunque se reinició algunos años antes. “Los gobiernos del siglo XX tienen una desgraciada tendencia a creer que la opinión y las conciencias se pueden gobernar como las fuerzas del mundo físico. Y es cierto que por las técnicas de la propaganda o del terror han llegado a dar a las opiniones y a las conciencias una consternante elasticidad. Sin embargo, hay un límite en todas las cosas, y en particular en la flexibilidad de la opinión.” La toma de posición frente a los manejos de opinión, cada vez más perfeccionados, es la única posibilidad que tienen las sociedades de hacer un alto y cuestionar a los Estados en busca de un espacio razonable de oposición tangible. Y esto es aplicable a todas las épocas. “… No olvido que si los 20 años significan poca cosa mirando la historia, los 20 años que hemos pasado han pesado con un peso terrible sobre muchos de los españoles en el silencio del exilio. Hay algo de lo que no puedo hablar por haberlo dicho demasiado y es el deseo apasionado, que es el mío, de verlos recobrar la sola tierra que es a su medida. Yo siento la amargura que pueda haber, si hablo solamente de luchas y combates renovados, en lugar de hablarles de la justa felicidad al que tienen derecho.” “Pero todo lo que podemos hacer para justificar tanto sufrimiento y tantos muertos, es llevar en nosotros sus esperanzas, hacer que esas esperanzas no sean vanas y que esos muertos no estén solos.” Hacia los últimos años de su vida, este Camus que muere trágicamente en un accidente automovilístico en París en 1960, adoptó una aptitud militante por la vida, contra las injusticias y por la recuperación implícita de la memoria, para llevar siempre presente la esperanza no olvidando a aquellos que dieron sus vidas en la lucha por la igualdad y la libertad. :: Fuentes Utilizadas :: - Picazo, María Teresa. “Historia de España del siglo XX”. Ed. Crítica. Barcelona, 1996. - Shubert, Adrian. “Hacia la revolución”. Ed. Crítica. Barcelona, 1984. - Camus, Alberte. “La rebelión en Asturias”. Obra Teatral. :: Nota aclaratoria Sitio al Margen presentó un dossier con las ponencias expuestas en las jornadas académicas sobre el 70ª Aniversario de la Revolución en Asturias en 1934, los pasados 27 y 28 de octubre y 1º de noviembre de 2004. Fue organizado por integrantes de la cátedra Historia de España de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Tanto los organizadores como quienes realizaron las ponencias autorizaron a que Sitio al Margen tuviera el honor de publicar sus trabajos y así poder difundirlos por Internet. -------------------------------------------------------------------------------- Artículo impreso desde Sitio al margen: http://www.almargen.com.ar URL del artículo: http://www.almargen.com.ar/?p=299 |
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