sábado, julio 23, 2005

Ábaco presenta "Historias de cine"




La revista Ábaco, en colaboración con la editorial CICEES edita el libro Historias de cine, dentro de la colección Máquina de las palabras.

El libro, coordinado por Benigno Delmiro Coto, cuenta con la colaboración de diversos autores: Ada Alonso, Alejandro M. Gallo, Ana Rosa Fernández, Antón González, Blanca González Cristóbal, Carlos Fernández, Casimiro Palacios, Clelia Antuña, Fernando Fernández Tamargo, Francisco J. Lauriño, Francisco Villar, Gloria Fombella, Julio Arbesú, Paz Tomás, Pedro Gutiérrez, Pelayo Martínez Beiro, Pepe Parejo Silvino Díaz y Teresa Martín.

La presentación tendrá lugar los siguientes días:

15/05/2005 a las 13,40h. VI FERIA DEL LIBRO DE LANGREO - Parque Dolores F. Duro. La Felguera. Asturias. La presentación corre a cargo de D. Miguel Ángel Areces, editor de la colección "Máquina de las Palabras" y Benigno Delmiro Coto, catedrático de Literatura.

16/05/2005 a las 13,00h. SALÓN DEL LIBRO IBEROAMERICANO - GIJÓN. Asturias. La presentación corre a cargo de D. Miguel Ángel Areces, editor de la colección "Máquina de las Palabras" y Benigno Delmiro Coto, catedrático de Literatura.

Entre mayo y septiembre de 1886 se publicó por entregas en la revista Madrid Cómico la serie de capítulos que hoy conocemos en forma de libro con el nombre de Las vírgenes locas. Este experimento literario fue fruto de la reunión de doce escritores muy afamados de aquel momento, entre los que destacaban Leopoldo Alas, Clarín, Vital Aza, José Ortega y Munilla, Jacinto Octavio Picón, Luis Taboada, Miguel Ramos Carrión, José Estremera, etcétera.

La propuesta surgió de Sinesio Delgado: «Se trata de escribir y publicar en el Madrid Cómico una novela sin género ni plan determinado y de la cual cada capítulo ha de ser original de un autor diferente, que lo firmará y se retirará de la palestra». En aquella experiencia única hubo ocasiones en que un autor, como fue el caso de Picón, le entregaba la novela al siguiente (Ortega Munilla) tan desmembrada y desprovista de sentido unitario que acababa su aportación con el cuerpo del protagonista mutilado. Ortega Munilla recibió el comprometido recado y recompuso con calma aquel cuerpo destrozado para volver a disgregarlo en el momento de su entrega al siguiente autor. Cada uno aplicó su esfuerzo en organizar de forma coherente los materiales dispersos de la novela y darle un significado de conjunto, pero volvía a fragmentarlos poco antes de concluir su capítulo para minarle el terreno al siguiente escritor.

En homenaje a aquellos autores extraordinarios, en plena vorágine creadora del segundo curso de práctica del relato, organizado por la Asociación Cultural Cauce del Nalón y coordinado por quien suscribe, nos propusimos remedar aquella experiencia tan sugerente.

Se eligió un esbozo de historia entre los que cada participante había ofrecido al grupo. Después de leídos y analizados, se votó y ganó el que propuso Pepe Parejo. Allí aparecía un hombre que se quedaba dormido dentro de un cine y era despertado por su hija. Lo que podría resultar una historia normal se complicaba por momentos. Hacía años que ambos no se veían y el azar los reunía de nuevo. Aquello que el hombre veía en pantalla, y lo había sumido en el sopor, trataba de los secretos de una familia presidida por un padre admirado y odiado al mismo tiempo por unos hijos aferrados a los recuerdos. Y lo que parecía la relación habitual entre un padre y una hija deparaba sorpresas de continuo. Las historias del cine se entrecruzaban y confundían con las vidas de los espectadores y de los lectores.

Elegido el arranque argumental, unos personajes, un espacio y un tiempo, los autores y las autoras se dividieron en cuatro grupos de trabajo. Cada semana se añadía un capítulo a cada novela y así, con este ritmo, se enriquecieron durante los meses de abril a junio del año 2004, al amparo de la Casa de la Buelga de Ciañu (Langreo).

Historias de cine supone una forma poco común del abordaje literario. Diecinueve escritores han optado por componer sus textos en equipo, compartir sus inventos y amoldarlos a los del resto de compañeros para demostrar que la literatura también se apresta al juego colectivo.

Hoy, al completarse el primer lustro del siglo XXI, aquellas Vírgenes locas de 1886 reaparecen con un guiño cómplice y nos invitan a acompañarlas hasta el interior de la sala de un cinematógrafo donde se pondrá en marcha esa máquina irrefrenable que empuja a los seres humanos a referir las infinitas historias de cine que todavía nadie se ha atrevido a contar.