viernes, julio 22, 2005





Roberto Piva
El Jazz de los crep�sculos


Por Leo Lobos
Junio de 2005


La ciudad enfocada con su gran angular se parece m�s a S�o Paulo del siglo XXI de que
a un S�o Paulo de 40 a�os atr�s.

Como no reconocer este sistema urbano-industrial en versos como: "so�� que era un �ngel y las putas de S�o Paulo avanzaban en la densidad exasperante" o "la estatua de �lvarez de Azevedo es devorada con paciencia por im�genes de morfina". Public� Paranoia el a�o 1963 su primer libro el entonces joven poeta Roberto Piva, tenia 25 a�os. Sus versos de largo aliento abrir�n rumbos nuevos en la realidad con una contundencia jam�s vislumbrada en la poes�a brasilera. Entrevistado por Ademir Assun��o en la revista Coyote n. 9 (Londrina, Brasil, oto�o 2004) a los 67 a�os nos dice ante la pregunta �para qu� escribir? El propio Kerouac responde: continuar escribiendo para nada. Roberto Piva continua activo, curioso y critico de los sistemas de represi�n, sean pol�ticos o po�ticos, que apartan al ser humano de la verdadera experiencia. Es extremadamente erudito y detenta un repertorio de lecturas rar�simo entre los intelectuales brasileros. Ante otra pregunta de Ademir Assun��o de aquella conversaci�n publicada en la revista Coyote: "en una reciente entrevista usted cita a Walter Benjam�n, que define la poes�a como 'una historiograf�a del inconciente'". Roberto Piva responde: Historiograf�a inconciente. Seria una visi�n arquet�pica de la poes�a que estar�a presente en todos los seres humanos y acentuadamente en los poetas, que desenvuelven esa visi�n mediante t�cnicas arcaicas de �xtasis. De acuerdo con Jung, los locos, los ni�os y los poetas son quienes tienen en su inconciente im�genes de las culturas arcaicas.

Un poema de su libro in�dito Extra�as se�ales de Saturno:

............... El Marqu�s de Sade
............... & la Marquesa de Santos
caminan al jazz de los crep�sculos
recordando ciertas iluminaciones
ciertos espasmos
ciertos actos visionarios
gritando sus triunfos en la
............... oscuridad

Aplausos. Roberto Piva cree que el arte esta pr�ximo a la locura. Por causa del delirio de la imaginaci�n. Que la poes�a es un arte de minor�a. Como dir�a Octavio Paz, la poes�a no tiene existencia en lo real. A lo cual agrega el mismo Octavio Paz, en aquel famoso discurso en la ONU, antes de ganar el Premio N�bel, que el siglo XX no ser� conocido como el siglo del marxismo, pero s� como el siglo del surrealismo. Pues el marxismo se transformo en una pesadilla hist�rica y el surrealismo es la puerta de emergencia que se abre para salir de todas las pesadillas. Las vanguardias industriales son pre-freudianas por que desprecian el sue�o, desprecian el inconciente. El surrealismo aprende de Freud y una parte m�s avanzada de los surrealistas ya hab�an desembarcado tambi�n en Jung. Roberto Piva dialoga con Murilo Mendes y Jorge de Lima en la poes�a brasilera. Por aquel surrealismo ebrio de Murilo Mendes y el libro Invenci�n de Orfeo del poeta Jorge de Lima. En ambos identifica una tradici�n visionaria dentro de la poes�a brasilera. Del poeta Oswald de Andrade nos dice que tiene una gran importancia por su llamado de atenci�n para las culturas ind�genas brasileras. La uni�n con lo sagrado, la llamada del sentido �rfico, no puede ser perdido en el hombre. Siempre gust� del Tropical�smo aquel nuevo movimiento de apertura en la m�sica, en el comportamiento, para la vida. Citando a Nietzsche, nos dice que para los que viven solitarios o en pares a�n existen islas donde se respira el perfume de los mares silenciosos.

Algunos versos del poema Manifiesto de la selva m�s pr�xima, de su libro Hora C�smica del Agua, S�o Paulo, octubre de 1984:

Los productos qu�micos, la industria farmac�utica y las miasmas roer�n tus huesos hasta la medula / cad�ver rico en vitaminas / rodopios en el r�o de la industria / bur�cratas ideol�gicos muriendo de risa / marxistas sin pr�statas se tomaran el poder / vastos desiertos en el cerebro / pol�ticos estad�sticas c�ncer en el rostro vac�o de las avenidas de la noche / Mujeres atrapando ni�os salvajes para encuadrarlos en el Buen Camino /�Nuevos mapas de la realidad / viaje er�tico viaje po�tico / Horacio & Lester Young / Tribus de j�venes en las selvas / tambores llamando a la org�a / fogatas & plantas afrodis�acas / abandonar las ciudades / las playas salpicadas de esqueletos de Monstruos / rumbo a los horizontes ebrios como �ngeles fuera de ruta /� crear nuevas religiones, nuevas formas f�sicas, nuevos anti-sistemas pol�ticos, nuevas formas de vida / Ir a la deriva en el r�o de la Existencia.

Paranoia, volviendo a su primer libro, no es un poema urbano, es un poema contra lo urbano. Es una pesadilla, un delirio de una persona que quiere ser un extraterrestre, que quiere desaparecer del mapa, de alguien que quiere tomar el disco volador de las seis de la tarde y partir a Alfa Centauro. Un poema donde ve las falencias de la ciudad, con sus sistemas de represi�n, de opresi�n, de exaltaci�n de un movimiento para hacer caminar al reba�o. Roberto Piva insiste que la represi�n no es atributo de un partido, ni de izquierda ni de derecha, si no una forma de hacer a usted olvidar de la autentica libertad c�smica. La televisi�n nos impone modelos de comportamiento, aunque de vez en cuando aparece en el escenario planetario un individuo que est� en ruptura con una serie de valores de la civilizaci�n occidental y produce un intercambio beneficioso entre civilizaciones. Pero somos cooptados por la televisi�n, por la sociedad de consumo el d�a entero. Aunque claro la sociedad de la Roma antigua, en el tiempo de Trajano, fue la mayor sociedad de consumo que hubo en el planeta. En el Coliseo se vend�an sedas de Arabia, vinos de Palestina, aceitunas, damascos del Oriente y m�s. Era un verdadero Shopping. Dentro luchaban los gladiadores y en torno se hac�an compras. El Emperador Caracala, el primer economista moderno, que percibi� que no pod�a gastar m�s de lo que recadaba, extendi� la ciudadan�a romana a todo el imperio, y con eso pas� a recabar mucho m�s. Para ser ciudadano romano ten�as que pagar impuestos. Un d�a en el mercado de esclavos, cuentan los libros de historia antigua, compr� trescientas mujeres y trescientos adolescentes para dar de presente a sus amigos. �Qu� m�s consumo que eso?

Versos del poema Visi�n de S�o Paulo en la noche del libro Paranoia (1963):

Poema Antrop�fago bajo Narc�tico

En la esquina de la calle San Lu�s una procesi�n de mil personas
......... encienden velas en mi cr�neo
hay m�sticos hablando tonter�as al coraz�n de las viudas
y un silencio de estrella partiendo en un vag�n de lujo
fuego azul de gin y alfombra coloreando la noche, amantes
......... chup�ndose como ra�ces
Maldoror en vasos de marea alta [�]
una floresta de cobras verdes en los ojos
......... de mi amigo [�]
ni�os abandonados desnudos en las esquinas
angelicales vagabundos gritando entre las tiendas y los templos
......... entre la soledad y la sangre, entre colisiones, el parto
......... y el Estruendo

Para Roberto Piva la vejez tiene su elegancia, tiene su diversidad, tiene su alegr�a. Cree firmemente en la biodiversidad po�tica. Cree que los j�venes est�n ligados con nuevos valores. Qu� la muerte es un misterio y como todo misterio apunta a lo desconocido y lo desconocido hace parte de la poes�a.

Reescritura y traducci�n, Santiago de Chile, junio de 2005.






Leo Lobos (Santiago de Chile, 1966) poeta, ensayista, traductor y artista visual. Estudios universitarios de filosof�a, castellano, bibliotecolog�a y comunicaci�n. Laureado UNESCO-Aschberg de Literatura 2002, realiza una residencia creativa en CAMAC, Centre d�Art Marnay Art Center en Marnay-sur-Seine, Francia. Ha publicado entre otros: "Cartas de m�s abajo" (1992), "+Poes�a" (1995), "�ngeles el�ctricos" (1997), "Turbos�labas. Poes�a Reunida 1986-2003" (2003). Ha escrito para diversas publicaciones y le�do sus textos de arte y literatura en Chile, Argentina, Per�, Brasil, Cuba, Estados Unidos, Espa�a, Francia y Alemania. Co-fundador del colectivo multidisciplinario "Pazific Zunami" junto a los artistas visuales Alex Chellew y Rafael Insunza a finales de los a�os noventa. Traduce en Marnay-sur-Seine el a�o 2002 el libro "Caminantes", de la poeta e investigadora brasilera Cristiane Grando, doctora en Literatura, gracias a qui�n conoce e inicia la lectura de la obra y traducci�n de Hilda Hilst al espa�ol. Desde el a�o 2003 trabaja junto a Cristiane Grando y el arquitecto Jorge Bercht en Jardim das Artes: espacio cultural y residencia internacional de artistas, Cerquilho-SP, Brasil, donde realiza labores de comunicaci�n y relaciones internacionales adem�s de pintar, dibujar y escribir.

leonardolobos@yahoo.com La Fotograf�a es de M�rio Rui Feliciani y la fuente de donde se sac� el art�culo es el Proyecto Patrimonio, p�gina chilena dedicada a la literatura y que dirige Luis Mart�nez S.
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