La lógica del humor absurdo
Reportaje a Damián Dreizik Por Gisela Girolami Si uno no hubiera visto los trabajos de Damián Dreizik pensaría en el primer momento de tratarlo, quizás por la seriedad con la que se presenta, que es un actor dramático y que las tragedias clásicas son su marca registrada. Pero esta primera impresión se irá desvaneciendo a lo largo de la entrevista y el humor absurdo que tanto conoce y domina irá floreciendo entre sus palabras. Este polifacético actor admite frecuentar el bar de Villa Crespo elegido para el reportaje y que por tal motivo conoce a los mozos y al dueño del lugar, dato que utiliza para fundamentar cierto grado de vergüenza a la hora de prestarse a la lente del fotógrafo, pero que sin embargo no le impide desplegar su juego histriónico que resulta tan familiar a la cámara. “El varieté es como la empanada, lo importante es el relleno”, sostiene con mucha lógica este actor de 38 años y de este modo comienza a hilar su universo artístico, desde sus comienzos con el dúo “Los Melli” en el Parakultural, hasta sus últimos trabajos en radio, televisión, cine y su actual participación en “Trasnoches Vareadas”. ¿Cómo fueron tus comienzos en el teatro? Empecé como marionetista a los 19 años, en una obra para chicos, después entré en la Escuela Municipal de Arte Dramático y en el último año, en el 97, formé el dúo "Los Melli" con Carlos Belloso, e hicimos varios espectáculos en el Parakultural. Paralelamente al dúo, participé en una obra que se llamaba "El Boyo" con Peteco Serro, un dramaturgo inolvidable, un hombre que ya murió y trabajaba con lenguaje inventado. Después, con Vivi Tellas, en una obra que se llamaba "Trastorno" y el último año de "Los Melli", hice "Nenucha, la envenenadora de Monserrat", una comedia musical con Gonzalo Demaría, que se estrenó en la Fundación Banco Patricios. También participé en algunas cosas dramáticas, como una obra de Fernando Pessoa en el Centro Cultural Rojas y una puesta de "Antígonas" dirigida por Alberto Ure en el teatro San Martín, pero digamos que siempre me dediqué al humor. ¿Cómo era trabajar en el dúo "Los Melli"? Con "Los Melli", trabajé 10 años e hicimos cinco obras. Era un dúo atípico, no era uno “el bueno” y el otro “el malo”, o “el tonto”, y “el inteligente”. Todo el tiempo estábamos intercambiando roles sobre la marcha y ésa era una de las marcas registradas del dúo. ¿Cómo definirías el género del Varieté? No me gusta mucho la palabra "varieté", me parece que está muy "desvarietizada", muy vaciada. En realidad, el varieté es una forma, un soporte de algo. No comparto el uso de etiquetas, por eso nunca pienso en función del varieté o por ejemplo en “Cómico” en el Complejo La Plaza, tampoco preparé el personaje en función al stand up. Creo que las etiquetas delimitan mucho el contenido, porque se supone que tiene que ser humorístico y me parece que lo que está bueno es la forma. Con el varieté pasa como en todo, es igual que con el alfajor, hay que ver qué tiene de relleno, puede ser un membrillo o dulce de leche, y el relleno tiene que ser bueno, lo mismo pasa con la empanada. Este género es de por sí muy desparejo, porque las propuestas son desparejas. Me parece que ahí está lo interesante, en lo heterogéneo. Que alguien pueda ver distintas expresiones, pero siempre teniendo en cuenta la calidad de las propuestas. ¿Considerás que existe un auge de este género? Como espectador me encanta ir a ver distintas cosas y si hay algo que no te gusta, tener la posibilidad en el mismo espectáculo de ver otra cosa que sí te gusta, me parece muy importante. Aparte como actor está la obligación de hacer algo corto y eso está bueno. Actualmente existe un monopolio estético tanto comercial como del under, donde determinados autores y directores en general tienen los medios de producción. Se cerró mucho la puerta y entonces en estos tiempos de crisis y de grupos que se cierran y donde cada vez está más difícil la actividad teatral por el tema de la publicidad, el varieté es una forma de producción muy interesante, porque se juntan artistas que se gustan y tienen la posibilidad de armar algo entre todos. ¿Existe un humor típico del varieté? Hay un humor de varieté que es el que más abunda: el de la cuarta pared, el que se comunica con la gente, o el humor típico del clown. Particularmente, el que más me gusta es el que se aleja cada vez más del humor, de la obligación de hacer reír, aunque sea la función del humorista y eso siempre está. Pienso en el humor como un concepto, como el colchón de algo, una opinión que no tiene que ser didáctica, ni tener un mensaje. Lo que quiero decir, es que el humor tiene que tener algo debajo del humor. ¿El varieté podría ser también dramático? Sí, sí. Por ejemplo, un viernes en "Trasnoches Vareadas", como invitado especial estuvo un bailarín y un violonchelista y no fue para nada humorístico. Lo interesante es que se borren un poco las fronteras, que no estemos obligados siempre al humor. Sí, al humor como mirada, pero no a la obligación de hacer reír. Por eso, nuestro espectáculo se llama "Trasnoches Vareadas", porque se juega también con el tema de la variación, y ese variarse puede oscilar de una cosa a la otra... ¿Concebís la presentación de "Fiebre" en "Trasnoches Vareadas" como una parodia de las películas de Armando Bo o como una reinvindicación de este tipo de films? El laburo fue tratar de no hacer una parodia de Isabel Sarli, si no trabajar los textos de la película y adaptarlos a algo teatral, ése era el desafío. Los textos son prácticamente los mismos. Uno podría decir que son textos teatralmente bastardos, o menores, pero a mí interesan "los residuos", trabajar con eso, que no se tiene en cuenta y ver cómo poder hacer una operación y que signifique otra cosa y que no esté exento tampoco de humor, porque el humor está, pero ese es un poco el laburo. No sé por qué se da con Isabel Sarli eso de que son malas sus películas, creo que hay películas argentinas que son peores y que no se las cuestiona tanto. No quiero dar nombres pero hay directores que han estrenado sus trabajos y que son casi imposibles de ver. Armando Bo es un director muy interesante, en su película "Fiebre" estaba hablando de "Sofía", una mujer enamorada de un caballo, del campo y de una sexualidad como exacerbada. Estas temáticas eran muy fuertes para esa época, imagínate que esto se estrenó en el sesenta y por eso lo acusaban de pornógrafo. Con Vanesa Weinberg intentamos rescatar el film y convertirlo en una propuesta básicamente teatral. Entonces, la representación de "Fiebre" termina siendo una mini obra de teatro, donde se trata de evitar la parodia y agregarle otras cosas, como la hamaca (una escena donde se observa a una pareja en un juego de seducción sobre una enorme hamaca paraguaya), para darle otro toque, pero sin caer en algo kitch. Queríamos trascender la imitación de la película y mostrar lo fuerte que es que una mujer se enamore de un animal. Y al público la obra le llega de manera distinta, hay gente que se ríe, pero hay muchos que dicen: ¡epa, epa!. ¿En líneas generales cuáles son las diferencias entre los géneros del Stand Up y Varieté? No sé si hay tantas diferencias entre estos dos géneros, porque en definitiva es teatro, es alguien que está arriba de un escenario y hace algo y el otro lo completa o no, es receptor o no. Pero, creo que a grandes rasgos, se podría decir que los personajes en el stand up, son más austeros, por ahí, más desde la palabra, más frontales. Cuando hacía “Cómico Stand Up” en La Plaza, me dedicaba a hacer un monólogo y lo hacía siempre desde un personaje. Ahora, hay como un auge de la “no actuación”, de contar desde uno mismo: "yo vengo de tal lado". Eso a mí no me gusta, yo trabajo siempre desde los personajes, nunca desde mi persona, porque entonces estaría haciendo terapia pura. ¿Por dónde pasa el humor hoy? ¿Dónde aparece la trasgresión? Creo que hay cosas que se repiten en el humor últimamente, y eso está pasando en todas las artes. En general, hay un agotamiento de la dramaturgia, entonces el desafío es ver por dónde entrar para descubrir caminos nuevos. En mi caso, el desafío lo encuentro profundizando sobre algunos aspectos poéticos o efectos de sorpresa, o también trabajando con materiales que habitualmente no se abordan, sin perder de vista la mirada humorística. Me parece que hay determinadas cosas que ya se han hecho. Canchereadas lingüísticas que se repiten, estructuras de clown que también se repiten, o cosas del grotesco que siempre son iguales. Creo que lo difícil es buscarle la vuelta y que la gente exija más, porque creo que el público exige poco y se contenta con muy poco. ¡Declaraciones fuertes éstas!. Me voy a poner en contra del público de Alternativa Teatral, así que eso tachalo. ¿Se entiende?, me parece que falta una exigencia de la gente. En general, existen distintos patrones y la gente se ríe con algo que tal vez no merece la risa y podría callarse y estaría bien, ¿no?. Pero, bueno, eso también habla bien de la gente que es muy generosa con el artista. ¿Crees que a los actores que se dedican al humor se les reducen las posibilidades que los convoquen para papeles dramáticos? Yo trabajo con el humor y me hago cargo de eso. Pero también me han llamado para hacer algunas cosas dramáticas por ejemplo en la película "Sabés nadar?" o en televisión en "Disputas". Pero nunca encaro un trabajo desde el lugar: "voy a hacer un papel dramático o un papel humorístico". Preparo un personaje y después lo que eso puede producir, para algunos será gracioso y para otros no. Creo que más allá de que sea drama o comedia, en la actuación hay una cosa que es una de las más difíciles, que es la verdad, lograr verdad en las expresiones. Y en el humor, la verdad es muy difícil, porque recién con esa verdad terminas de entrar en el código. ¿Hay que tener condiciones particulares para dedicarse al humor? ¿No todos los actores pueden dedicarse al humor? Es posible. Existen actores que tienen condiciones para el drama y otros más para el humor, como los jugadores de fútbol, que algunos tienen condiciones para defender, y otros para atacar, eso es así. O en medicina, alguien que le gusta más el ojo, y a otro que le gusta más el torso (risas), eso es como en la viña del señor hay de todo y eso está bien, son distintas tendencias. Yo me dedico a dar clases de teatro, pero no puedo enseñar comicidad, porque eso tiene que ver con una intuición, con algo que hay en una parte del cerebro, un área que se puede entrenar y desarrollar. Sí, en las clases, hay una mirada mía que trabaja sobre el humor, eso está claro, pero no puedo enseñar a alguien a hacer reír o técnicas para hacer reír, que las hay, pero yo no sé trasmitir ese tipo de cosas. Yo confío más en la intuición, en un trabajo más personal. ¿Creés que el público generalmente espera reírse cuando consume tus trabajos? Hay algo así, pero trato de no hacerme cargo de eso y lo que me toca, hacerlo lo mejor posible. Pero no me disgusta para nada hacer reír y me parece que no es nada fácil. ¿De dónde te inspiras para tus personajes? Mirando a la gente en la calle y también bastante de las frases que escucho por ahí. Me gusta el tema del lenguaje, me divierte jugar con las palabras, creo que es un terreno que tiene mucho para investigar. Ahora, por ejemplo, estoy laburando en la Radio Rock & Pop, en el programa “Day Tripper” y compongo un veterinario que se llama el "Dr. Membrillar" y que me permite hablar del acné juvenil en las cebras o la religión en los animales. Tomo el tema animal como excusa para hablar de otras cosas y eso me gusta mucho, es el absurdo lo que más me atrae. ¿Qué lugar ocupa la improvisación en tus trabajos? Poco, y cuando la hay, es siempre sobre una base. Necesito trabajar con un guión, y sobre eso sí, voy agregando, voy sacando e improvisando. Generalmente en la televisión, me permito improvisar más. ¿Qué opinión te merece el interés de productores de televisión en incorporar a actores del teatro off en programas de ficción? Básicamente la televisión es una fuente laboral, por ahí tenés la suerte que te toca un lindo personaje y está buenísimo, pero es otro lenguaje, muy distinto al teatral. Creo que ahora hay más posibilidades de incursionar por ahí. La tele es un monstruo que todo el tiempo está devorándose cosas y ahora se ve que necesita de este alimento. Y bueno, si uno está dispuesto a brindarse y hacer ese intercambio, está bien. No hago juicios de valores sobre eso y en mi caso, depende mucho del personaje que me ofrezcan. Fuente AlternativaTeatral Fotografía de Clara Muschietti |
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