Verano del 66. El Japón
16 Con mi guitarra eléctrica esperaba cautivar al fotógrafo y sacar de cuadro al mocoso de Ulises que acababa de irrumpir aquel invierno en mi vida para joderme. Pero no lo conseguí. Hacía calor y mi abuela no tardó en volver a mi. Of course. Podía haber sucedido a cualquier hora del día Cuando debajo del sol la horda se deslizase sobre la rasa y dura planicie O cuando la penumbra miserable hiciese desear una lenta disolución en el espacio. Más fue de noche en la negrura angustiosa de la caverna allá donde sólo el ojo rojo de las brasas tenía pena de los hombres Donde el dolor de los cuerpos humillados de gases de sudor de descargas de semen Y donde interminables vigilias se resolvían en suicidios Que de pronto un hombre descubrió que no sabía leer. En vano recordaba las letras en vano las diseñaba el mismo en la memoria Eran rasguños ciegos en la oscuridad de Marte Mercurio o Plutón o incluso la escritura del sistema planetario de Betelgeuse. Nada que fuese humano y fraterno nada que tuviese el gusto común del pan y la sal. Cuando el sol nació y la horda salió al aire libre y al mundo prisionero El hombre se sentó en el suelo doblado como un feto. Y prometió morir sin resistencia si la lepra que le nació durante la noche no fuese nunca descubierta por los compañeros que tal vez todavía supiesen leer. |
1 Comments:
al fotógrafo nun se si mirabes pero el nenu que ta nel regazu nun y quitaba ojo a la guitarra........
seguro que ya quería "gispiatela"
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