miércoles, mayo 12, 2004

Barlovento


15

Todos los vientos del mundo caben en una caja y sin embargo el mundo entero es incapaz de contenerlos.



Pero no debemos olvidar el mar que es el principio y el fin de todas las cosas
Es cierto que en los días de 1993 pocas personas todavía serán capaces de imaginar los primeros tiempos del mundo
Cuando ningún animal recorría la tierra o volaba sobre ella
Cuando nada que mereciese el nombre de planta rompía el suelo inestable
Entonces la enorme caldera del mar elaboraba la alquimia de la piedra filosofal que todo lo convertía en vida y alguna cosa en oro
También por aquellos días de 1993 el futuro más allá del futuro
Parecía imposible.
Cuando el mar cubra los continentes gastados y la tierra relumbre
En el espacio como un espejo helado.
Y otra vez ninguna planta a no ser las algas marinas ningún animal
A no ser los más pesados y ya moribundos peces.
Ahora los hombres apenas buscan el mar para lamentarse
Delante de la gran voz de las olas.
Y puestos de hinojos en línea con los brazos abiertos
Recibiendo en el rostro el azote del viento y de la espuma
Gritan ensordecidos por el estrépito de la miseria extrema
Que por ahora los dispersa por la tierra.
Y cuando al fin se callan asombrados por el pavor que son capaces
De soportar.
El mar súbitamente se aquieta y un lento murmullo de un lado y otro reconsidera los hechos
Que ciertamente no excluyen una mar renovada y un coraje a la medida del tiempo que pasó desde la primera de todas las muertes.
Sin lo que no sería posible juntarse otra vez los hombres y subir el acantilado camino de la tierra ocupada.