lunes, marzo 06, 2006

El aullido y otros ecos





Las mejores mentes de una generación: 50 años después del "Aullido" de Allen Ginsberg.





El Aullido y otros ecos (Apuntes sobre la Generación Beat)


Intentaré establecer una aproximación a la poesía y la prosa de ese grupo de escritores (literariamente polimorfos, aunque reunidos de forma voluntaria), que acuñaron el nombre de beats. Jack Kerouac, quien se adjudicó la nominación, aseguraba que el auténtico beat era el hombre negro, (the negroe, en sus palabras) y que él fue el primero en dar el golpe. El propio nombre bajo el que se reunieron es motivo de múltiples interpretaciones y rastreos etimológicos. Según los diccionarios de la lengua inglesa, beat es, en su forma sustantiva, golpe, síncopa, latido, y en su forma adjetiva, vencido, abatido, arrastrado y otros muchos sinónimos. El argot londinense y el neoyorquino recogen la palabra, y también se relaciona con términos de lenguas africanas que fueron mutando en Estados Unidos. Sea como fuere, todas las genealogías conducen más o menos a los mismos (amplios) significados.
Lo que emprendieronlo hicieron pasar:las cosas, cual gota de rocío han de colgarde una brizna de hierba.W. B. Yeats
Propongo un enfoque posible, entre una infinidad de variantes focales, de este fenómeno que excedió lo estrictamente literario -aunque, desde un punto de vista integrador, quizás no haya traspasado las fronteras de lo poético-. Centraré este foco, para evitar el naufragio en las procelosas aguas míticas, en la poesía de Allen Ginsberg, y más específicamente en Howl (Aullido), publicado en 1956.Por un lado porque significó un hito en la producción general de ese grupo de escritores, y porque en él están plasmadas algunas de las innovaciones y propuestas estético-poéticas que dejaron sentadas para la posteridad, aquellas por las que son recordados y reconocidos. No es quizá el ejemplo más acabado del resultado de estas búsquedas, pero puede que sí lo sea del proceso.Primeros GolpesLos orígenes familiares de estos escritores son diversos: el de Allen Ginsberg se remonta a la tradición judía de la Europa del Este, el de Jack Kerouac a la parte francófona del Canadá y el de Gregory Corso y Lawrence Ferlinghetti a la península Itálica (cargada con el bagaje latino, en ese momento empobrecido y decadente por el fascismo, la guerra y el hambre).Convergieron mayormente en Nueva York y San Francisco, donde tenía su sede Ferlinghetti. Funcionaba allí la librería y editorial City Lights Books, que publicó en fresco a muchos de estos poetas.Pero fue en Nueva York, en sus bajos y sus cuevas, donde se produjo el contacto alquímico y la posterior combustión de sus talentos. Fue allí donde asistieron a los conciertos inspiradores del más crudo be-bop, metiéndose por las sinuosidades del Bronx y por los laberintos de Harlem. En las pequeñas tarimas en las que tocaban Thelonius Monk, Charlie Parker, Miles Davis, Dizzy Gillespie y John Coltrane, escucharon, por vez primera, el eslabón sonoro perdido. Es impensable, a estas alturas, analizar los procedimientos técnicos y las innovaciones que introdujeron sus escritos sin tener en cuenta esa versión del jazz que surgía, casi por la misma época en que se conocen (1944), en esos puntos cardinales. img1: Allen Ginsberg en Nueva YorkEstados Unidos representa, como escenario (anti)natural de esta historia, el lugar donde convergen los espíritus creativos de estos escritores, pero también representa, a la vez, un espíritu. Y parte de la búsqueda estaba relacionada con capturar la esencia de ese espíritu. Es importante hacer una detención aquí, por cuanto la actitud de la mayoría de estos escritores, y los músicos, estuvo marcada por una inflexible crítica al imperialismo estadounidense y a sus modernas realizaciones culturales. En el jazz, el be-bop había significado un cambio de rumbo y un quiebre con el swing de las Big-bands, una búsqueda marcada por el inconformismo y la experimentación, una verdadera resistencia a convertirse en espectáculo complaciente para el público blanco. En los beats esta resistencia era, de alguna manera, una pose de rebeldía. Aunque supieron hacerla crecer hasta convertirla en una causa coherente, una lucha con sentido.El ejemplo de Moloch -divinidad fenicia, dios del fuego al que se inmolaban humanos, mitológico devorador de sacrificios y personaje que usó Henry Miller para dar nombre a su primer novela- en Howl es columna vertebral de su tercera parte, y pertenece a la necesidad de explicar esa maquinaria histórica, esa tecnificación absorbente. Como toda cultura dúctil y poderosa, la anglo-norteamericana generó una fuerte contra-cultura, surgida entre una minoría pero con la intensidad suficiente como para hacerse visible.El común denominador que unió al trinomio fundacional Kerouac-Ginsberg-Burroughs fue el erotismo y la experiencia física de los cuerpos, más que la seducción del intelecto. La arista sexual tuvo una importancia decisiva, junto con la atracción por el delito, la aventura y el viaje.La identificación grupal se debió, quizás, a que fueron conscientes de que era necesaria la unificación de las fuerzas para que el mensaje -contracorriente- tuviese algún efecto de propagación. Vieron el riesgo que implicaba el triunfo formal de un tipo de sociedad basada en la capacidad de producción material. Criticaron de forma “corporativa” los estragos paranoides del macartismo, la discriminación de los negros, la aplicación de la pena de muerte, las duras leyes contra las drogas, la intromisión moral del puritanismo, el diseño político aplicado a América Central y América del Sur, la estupidización inherente a los mass media, etc.Ya Ralph Waldo Emerson había anticipado de forma profética, y utilizando la filosofía oriental, el advenimiento de unos valores, la materialización del espíritu de ciertos padres fundadores que apuntaban a caminos sin salida.... "Where are these men? Asleep beneath their grounds:And strangers, fond as they, their farrows plough.Earth laughs in flowers, to see her boastful boysEarth-proud, proud of the earth which is not theirs;Who steer the plough, but cannot steer their feetClear of the grave."...Hamatreya, Poems, 1847..." ¿Dónde están estos hombres? Dormidos bajo sus tierras:Y gente extraña, tan apegada como ellos, labran sus surcos.La tierra ríe en sus flores al ver a sus hijos fanfarronesTan orgullosos, orgullosos de la tierra que no les pertenece;Ellos guían el arado pero no pueden guiar sus piesFuera de la tumba."... (La traducción es de Laura Cerrato)Desde la fotografía y el cine, otro que manifestó una disconformidad filosófica y espiritual (junto con un amor desbordado), fue Robert Frank, de origen suizo. A través del lente de su cámara se puede recorrer los Estados Unidos de posguerra como se lo puede hacer en las páginas de En el camino, o Aullido, con el mismo foco mirón y beatífico. Filmó, en 1959 junto a Alfred Leslie, su primer película, sobre un guión de Jack Kerouac (Pull My Daisy), donde aparecen Peter Orlovsky, Gregory Corso y Allen Ginsberg. El film es mudo y está acompañado por una narración esquizofrénica y eficaz del propio Kerouac. En el relato convergen una multiplicidad frenética y alocada de voces que se suceden en crescendos sin fin, potenciados hacia un infinito inabarcable.La búsqueda poética Si bien es difícil describir con categorías generales la poética beat, por no ser uniforme y constante (contradictoria con la experimentación), pueden trazarse algunas líneas de aproximación. Principalmente aquellas que tienen su origen en el aspecto musical. Hubo en su propuesta un claro retorno a las fuentes líricas de la poesía. Se trató de forma consciente la herencia órfica, que se había abandonado, o apartado, en la poesía moderna. Veían en ella una distancia peligrosa de los aspectos musicales que siempre estuvieron ligados a la versificación, desembocando de esta manera en un excesivo tratamiento de la palabra gráfica sobre el papel, para ser leído, desatendiendo sus funciones recitativas.Esta vuelta puede observarse también en la importancia asignada a los términos rapsodia (piezas cantadas por los rapsodas, de origen homérico) variación, claridad del sonido, síncopa y ritmo.La relación que establece la mitología entre la poesía y la música, encarnadas en la figura de Orfeo, es dependiente e indivisible. El verbo y su vocalización conforman una totalidad. La lírica, uno de los tres géneros literarios clásicos de occidente (junto con el drama y la épica), tiene su tradición en Píndaro y Safo (la poeta de Lesbos), en Cátulo, en los trovadores de la Edad Media, en Giacomo da Lentini (el inventor del soneto a partir de la herencia lírica provenzal), en el Dolce Stil Novo de Cavalcanti, Dante y Petrarca, y en algunas raras excepciones, como William Blake, en la poesía en lengua inglesa. En los Estados Unidos es Walt Whitman el antecedente más claro, y en el siglo veinte, tras algunos acercamientos del simbolismo y posteriormente del surrealismo, llega hasta los beat.Clásicamente las características temáticas de la lírica eran el énfasis en la carga sentimental, el tratamiento del dolor causado por el amor, una fuerte expresión vivencial del yo poético y una marcada influencia de los conflictos y tensiones sociales.Los beats utilizaron el verso libre considerando las pautas de una estructura subyacente, sonora y semántica. El ejemplo de Hamatreya también anticipa cierta cuestión esquiva a la métrica clásica que apunta al concepto armónico tradicional. Aplicaron los recursos que permite la improvisación (entendida como una capacidad potencial lograda a partir de la experiencia y el dominio de la técnica). Guillaume Apollinaire generó una influencia importante en los beats, marcada por la falta de puntuación y la reticencia al exceso de revisión. Este factor espontáneo es otro de los rasgos propios de sus poesías y narraciones. En la forma de organización de Aullido hay un intento por modular las distintas partes –palabras, versos, estrofas- atendiendo a un ritmo y una melodía propias de la música jazz, de su distribución temporal.Algunos poemas de Ginsberg están acompañados de partituras, intentando borrar la frontera con la canción. También la búsqueda de temáticas no preestablecidas ni limitadas a tópicos clásicos del ámbito y la historia de la poesía. Aunque conservaban, en la tradición francesa de Baudelaire y Rimbaud, cierto aspecto que liga al espíritu con lo monstruoso, la santidad de la locura, la lucha con(tra) la naturaleza.Hay una recurrencia a la autobiografía y al registro generacional, a poner por escrito la experiencia vital -atendiendo más al viaje del cuerpo que al del intelecto (si es que esto es posible), o planteándolo como una unidad indivisible, en que ninguna de sus partes debe ser reprimida o contenida-. Esto produce una fragmentación y diversificación (producto de la duda) de la voz narrativa y del yo poético.Otro recurso musical fue la acumulación de sustantivos, generando (con esa concesión propia de la lengua inglesa) una ristra de nuevos adjetivos bulliciosos y totalizantes.No es de extrañar, dada esta obsesión por la musicalidad, que uno de los poemarios más logrados (en cuanto a registro de esas innovaciones que planteaban) haya sido el Mexico City Blues, de Jack Kerouac, dividido en Coros, y que Aullido remita directamente a una acción sonora, a una producción de la voz, de la garganta, de las entrañas.En sus cartas a Neal Cassady (el Dean Moriarty de En el camino, una de las musas y “legionario” ¿sin gloria? del grupo), Ginsberg traza algunos aspectos importantes que tiene en cuenta a la hora de escribir poesía. "El verso interesante es rima, énfasis y variación sincopada. Se mide no por acentos, sino como lo hacían los griegos, por la longitud temporal de las sílabas (shit -media nota-, sight -nota entera-). Busca la rapsodia más que la repetición, si te ocupas de las cualidades fonéticas y físicas por sí mismas. Con los nuevos huesos querría construir un poema-cotorreo moderno, contemporáneo y metafórico, usando el tipo de ritmos originales y entrelazados que Jack utiliza en su prosa, así como sus imágenes lujuriantes."Detrás de su producción hay una sólida poética. Testimonio de esto es su numerosa correspondencia, donde se identifica y confiesa intenciones artísticas y los caminos intelectuales que elige transitar para llevarlas a cabo. Los autores estadounidenses sobre los que más trabaja Ginsberg son Thoreau (en la agorafilia del Walden ), Walt Whitman (protagonista de un encuentro espectral en la sección de verduras de un supermercado, en A supermarket in California), el ya mencionado Emerson, William Carlos Williams (que llegó a prologar algunas de sus poesías), George Santayana, Robert Frost y Thomas Wolfe.
Ilustraciones Musicales:1. American Haiku, J. Kerouac (1,41Mb)2. Howl, Allen Gingsberg (4,99Mb) paciencia, puede tardar varios minutos en descargarse
Una historia de las religiones (según los beats)Las distintas creencias religiosas, actos de fe y cavilaciones teológicas fueron motivo de múltiples análisis por parte de la crítica y los biógrafos. Pertenecen, como generación, a la humanidad post-Niestzsche y post-bomba atómica, con los cables lógicos que ataban occidente a la tierra debilitados. La búsqueda de la trascendencia espiritual, de nuevas formas de concebir la vida, los llevaron a abrazar las más diversas tradiciones religiosas.En el caso particular de Allen Ginsberg se da un tratamiento importante a la filosofía budista, especialmente en su trabajo sobre la descomposición de un yo permanente. También presta particular atención e indaga sobre los distintos ritos alucinógenos propios de ciertas prácticas religiosas -como el yagué o la ayahuasca que buscó Burroughs en el Perú chamánico-, y a las visiones del romanticismo inglés (pasó una temporada en un psiquiátrico, al que fue voluntariamente, tras recibir, según decía, una visita nocturna y onírica de William Blake, en la que le fue dictado un poema).Se encuentran en su vasta producción cantos, mantras, rezos y otras expresiones trasladadas de muy diversas fuentes teológico-litúrgicas.A continuación se reproduce un fragmento de una entrevista a Allen Ginsberg, realizada para la revista Maverik, en 1992: P: ¿Tiene alguna forma personal de concebir a Dios?A.G: Si. No hay Dios.P: ¿No hay duda acerca de eso?A.G: No. Es un gran error: Significa “6.000 años de sueño”, como dijo Blake. Significa un sistema de control judeo-cristiano-islámico. Significa guerra y centralización.Crearon, en general, una historia mitológica propia, con características de las más diversas tradiciones, la griega y latina, la cristiana y la judía, la budista, la taoísta -con una infinidad de escritos al respecto- y la egipcia (especialmente en el caso de G. Corso). Ahondaron en el conocimiento místico y esotérico a la vez que en el científico -sin exponer los ámbitos a contradicciones-. Kerouac, hacia el final de su vida, cayó en un pozo etílico-místico que lo hizo volver a la senda cristiana y a casa de su madre, atormentado por los fantasmas del remordimiento y la culpa.Los otros ecosAllen Ginsberg fue el encargado de promocionar a los miembros del grupo (relacionándolos con clásicos de todas las épocas y lugares) y puso especial énfasis en la figura de Gregory Corso. Por la arriesgada forma que cultivaba y por ser el más irreverente en su búsqueda lírica. Sus primeros libros de poesía, The Vestal Lady on Brattle (La Dama Vestal de Brattle) y Gasoline son muestras del medido (aunque también desbordado por euforias adolescentes) rechazo a los “poetas de voces muertas”. En la mezcla de su paleta de colores quedan mafiosos y gangsters, hermosas mujeres de la antigüedad egipcia, fulanas platinadas de Chicago, heroinómanos que vomitan aire, jazzeros visionarios y películas japonesas. Corso resume buena parte de la búsqueda y los componentes que se conformaron como auténticamente beat. Fue educado en la calle y en la cárcel (prolífico ladrón de coches, igual que Neal Cassady, otro que pasó largas temporadas entre rejas), lo que le permitió tener una visión poco solemne y académica de la poesía, logrando romper con los moldes anquilosados de la tradición. En este sentido la figura de Arthur Rimbaud fue capital en la construcción de los personajes beat y de la ruptura con la poesía “de claustro” o “de salón”.En la presentación de Gasoline (el poemario que le brindó a Corso su lugar definitivo en el grupo) Ginsberg escribía: "Abre este libro como si fuera una caja de locos juguetes, toma en tus manos un refinamiento de belleza salido de una atmósfera destructiva. (...) Él desea una superficie bulliciosa que haga elipsis, salta desde el más extraño fraseo arrancado de su mente.(...) Consigue pura poesía abstracta, el sonido interior del lenguaje solo."Y el propio Corso manifestaba: "Cuando Bird Parker o Miles Davis interpretan una pieza standard de música, la rompen en pequeños sonidos totalmente personales y nada standard -bien, así hago yo con la poesía- X, Y y Z, llámalo automático- yo lo llamo un flujo standard (porque al principio las palabras son standard) que intencionalmente es interferido, desviado hacia mi propio sonido. Desde luego muchos dirán que un poema escrito de ese modo estará sin pulir, etc.- así es como yo quiero que sean- porque los he hecho verdaderamente míos, lo que inevitablemente es algo NUEVO- como todo buen jazz espontáneo, toda la novedad es aceptable y esperada- por las gentes enrolladas que escuchan."Esta búsqueda de un sonido propio, parecido al del jazz en su aspecto rebelde y anti-tradicional, lleva a Corso a armonizar sus poesías para producir una determinada característica musical que, a la vez, alimente y dispare los materiales, la forma y las imágenes. Es consciente del uso de las longitudes sonoras, de los sonidos y sus combinaciones, generando una relación de espejos entre el sentido y la musicalidad.En su poema Para Miles, esboza el aspecto fugaz del sonido: "Poeta cuyo sonido es tocado/ perdido o grabado/ pero oído". O también en Esto es América: "En California yo canté/ mi cultura del Este en el oído de un mejicano moribundo/ que no podía oír/ y murió con una sonrisa en su cara." Otro poeta, quizás el que más profundizó en los formatos de la tradición oriental, fue Gary Snyder, quien ha traducido varias obras fundamentales del japonés al inglés. Kerouac lo inmortalizó como personaje en la novela Los vagabundo del dharma, utilizándolo de modelo para Yapi, el protagonista sobre el que gira la historia.Lawrence Ferlinghetti contribuyó al movimiento, entre otros, con su poemario A Coney Island of the Mind, nombre extraído de la novela Primavera Negra, de Henry Miller. En sus poemas se destila el más puro método beat: la digresión articulada, el fraseo musicalizado de forma jazzística, la profusión autobiográfica y otras experimentaciones características.Tecnología, futurismo, y el cultivo de la paranoiaWilliam S. Burroughs fue un caso especial dentro del grupo. No se identificaba completamente con lo beat, y no ha escrito poesía (genéricamente), aunque fue un modelo y quizás el más acabado ejemplo del mito que envuelve a las biografías de los escritores beat. Parte de este papel fundador fue alimentado por el accidente-locura que involucró a Burroughs en el asesinato de su mujer. El juego de Guillermo Tell, una manzana y un tiro en la cabeza fueron algunos de los elementos manejados en la causa judicial. También fue él quien más se internó en el coqueteo con la delincuencia, con los narcotraficantes y proxenetas neoyorquinos, y quien transitó los caminos más profundos de la heroína.De la formación humanista clásica pasó a investigar sobre materias biológicas, químicas, esotéricas, llegó a acumular conocimientos técnicos sobre psicotrópicos, actividades de inteligencia de Estado, paranoias-anticipaciones cibernéticas y otras informaciones que lo convirtieron, junto a Philip K. Dick y Timothy Leary, en alguno de los primeros maníacos-eruditos de la época de los medios de información masiva.Sus relatos y novelas son ejemplos de la experimentación literaria del siglo veinte. La técnica del monólogo interior derivada del trabajo de James Joyce, el concepto de "work in progress" y la tendencia a la digresión alucinada de Los Cantos, de Ezra Pound, también fueron motores en su búsqueda narrativa.Otra particularidad en la obra de Burroughs es el uso, adaptado y luego reinventado, del collage propuesto por las vanguardias de principio de siglo, el surrealismo y dadá, especialmente por la línea vinculada a Jean Arp y Sophie Tauber. También fueron inspiradores los ideogramas de G. Apollinaire y la topografía poética de e.e. cummings. Estos caminos experimentales concluyeron en uno de los hallazgos más significativos de su obra: la técnica del cut-up. Esta fragmentación y reunificación del discurso, del texto en su materialidad, se adentra en los intentos literarios de la (¿post?)modernidad: reflejar una realidad ya imposible, compuesta de contingencias infinitas.El trazado del caminoSon muchos los mitos, a estas alturas, que se han extendido alrededor de los escritores beat. Esto se debe al material elegido habitualmente para sus ficciones: ellos mismos. Hay una fuerte, imponente, carga autobiográfica, que acabó por generar muchas confusiones.Uno de estos mitos es el relacionado al tiempo utilizado para la redacción de On the road (En el camino), y a las sustancias consumidas durante su gestación. Si bien es evidente su construcción rítmica y la sensación de espontaneidad que produce su lectura, ni la bencedrina ni el rollo de papel continuo son responsables del fluir y la frescura de la prosa de Kerouac. Buscaba la Gran Novela Americana y seguramente no la haya encontrado, pero el suyo fue un ejercicio esforzado del oficio. Dejó plasmado, para los sucesivos intentos, un camino nuevo para seguir, o descartar.img3: Jack Kerouac en Nueva YorkPasó del largo aliento de novelas inspiradas en obras como El tiempo y el río, de Thomas Wolfe, a poesías condensadas, haikus y otros formatos literarios. Su prosa aportó el sentido de velocidad, ligereza, y desenfado atribuido a los beats. Por esto mismo, paradójicamente, recibió acusaciones de ser entretenido en exceso, con esa lógica un tanto abstrusa que maneja cierta crítica "profunda". La adrenalina característica de su tempo narrativo fue la clave de su influencia.Son muchos los textos de Jack Kerouac que aún no están traducidos, en parte dado a la complejidad de tal empresa. Libros como Old Angel Midnight (fragmentos delirantes, polifónicos y multilingües, ejercicio de “prosa bop” y asociación espontánea de sonidos-sentidos) entrañan una dificultad insalvable para ser traducidos. El intento seguramente destile un resultado asombroso, quizás cercano a la musicalidad del texto original, pero lejano a su esencia.Hubo entre los escritores beat una clara diferenciación de caminos literarios, aunque hayan sido, en la mayoría de los casos, complementarios. Por un lado el trabajo sobre la tradición europea, una actitud racionalista, fría, academicista, relacionada habitualmente con Burroughs; y otra sentimental, desbordada, calurosa, más propia de Kerouac. Y en el medio estaba Allen Ginsberg, triturando recursos de ambos extremos en su vasta y multiforme producción. El golpe finalDe rapsodas y juglares tenían algo los beats. Algo de esos antiguos recitadores de poemas, algo de sus existencias trashumantes. Realizaron el viaje errático de quien busca con la intensidad de la vida contenida y fueron, a su manera, también ellos perseguidores de la fugacidad.En sus escritos bulle, y se perpetúa, la relación entre la palabra y la música, su rítmica contundencia expresiva y su sonora concreción.Las palabras viven de sus ecos, sólo de sus ecos.


Autor: Ernesto Bottini