viernes, noviembre 26, 2004

Nueva York



LA LUCIÉRNAGA. EL COMERCIO DIGITAL EN SU EDICIÓN DEL DÍA 23 NOVIEMBRE 2004
FRANCISCO J. LAURIÑO/
Por casa debe de estar, metido en algún cartapacio de los que sirven para guardar recuerdos de papel. Es un dibujo sobre cartulina, a tres tintas y tamaño A5, que el pintor Hugo Maggi me regaló hace unos catorce años y en el que con mano firme, aunque tampoco excesivamente geométrica, se representa un plano de El Entrego. Rectilíneo y homogéneo, está lleno de cruzamientos entre unas calles largas y otras, perpendiculares, mucho más cortas. Así que, cuando el artista, en su día me lo mostró, no pude menos que exclamar: «¿Coño, si ye igual que Nueva York!»

Era, en efecto, como un Nueva York pequeño, con sus 'avenues', o calles más largas (en la ciudad norteamericana son muchas, en El Entrego un par de ellas, paralelas al Nalón), y también con sus 'streets' (innúmeras en Manhattan, diez o doce aquí, desde Santa Ana hasta La Vega, que también tiene este pueblo de San Martín barrios con personalidad propia, aunque Queens le quede lejos).

Quién nos iba a decir a nosotros que aquella idea, una apreciación estética de broma, bien que cariñosamente establecida y motivo entonces de diversos comentarios meliorativos para El Entrego, iba a ser, años después, retomada por Chus Pedro, el cantante de Nuberu, quien la llevaría, ya entrado el siglo XXI, a sus últimas consecuencias. La lejana similitud entre ambas poblaciones, no otra cosa entonces que la mera anécdota que digo, parece que dará frutos esta vez.

Ya hace un tiempo que El Entrego promociona 'Les Cebolles Rellenes' en lugares alejados de nuestro ámbito local. Aunque la idea no es mala, porque en la salida al exterior puede estar parte del secreto de aquello que estas cuencas necesitan -el encierro sobre nosotros mismos es como si ya durara siglos-, no parece, sin embargo, que la presencia del alcalde y de los portavoces municipales de San Martín en Nueva York, promocionando el grato evento gastronómico, vaya a tener como consecuencia un interés repentino de los ciudadanos de Manhattan por estas tierras que, para ellos, seguramente serán el fin del mundo. Hermanados el Nalón y el Hudson, lo que suena a comedia norteamericana de los ochenta, y El Entrego y la comunidad supongo que asturiana de Nueva York (lo digo porque quizás la hispana pueda parecer un exceso), ahora sólo queda que Woody Allen, ahíto de cebollas, vaya a eructarlas al parque de La Laguna y saque a nuestros amigos entreguinos en su próxima película.

Experiencias cercanas no le faltarían.