martes, diciembre 14, 2004

Mientras resuena la campaña iniciada por la Iglesia, León Ferrari da su punto de vista en el centro de una incómoda polémica.


Tras los incidentes producidos por un grupo de fanáticos religiosos durante la muestra retrospectiva del artista plástico León Ferrari, en el Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires, la polémica alcanzó temperaturas peligrosas. Destrucción de parte de sus esculturas e instalaciones y animadas protestas se sucedieron durante los festejos del día de la Virgen.

Publica Página/12 en su edición del 10/12/2004

Sobre torturas

Por León Ferrari

Quisiera explicar que las obras que más cuestiona la Iglesia, expuestas en el Centro Recoleta, son sólo una forma de expresar una opinión sobre la tortura.

1) Desde el Evangelio hasta el Catecismo oficial de la Iglesia, el cristianismo anuncia que las almas de los muertos en pecado mortal –y más adelante sus cuerpos resucitados– son torturadas en el infierno. Esa idea, el castigo al diferente, recorre nuestra historia y ha originado diversos exterminios: aborígenes, judíos, brujas, herejes, vietnamitas, iraquíes.

2) La existencia de ese lugar donde habría millones de almas sufriendo ha sido ilustrada y exaltada por grandes artistas de Occidente: Miguel Angel, el Giotto, Fra Angelico.

3) Para expresar una opinión sobre el significado de esos estéticamente hermosos cuadros, es decir sobre los suplicios prometidos, expuse en 1985 en el Museo de Arte Moderno de San Pablo, Brasil, una jaula con palomas defecando sobre una reproducción del Juicio Final de Miguel Angel. Una instalación semejante se expone en Recoleta y se expuso en varios museos del exterior.

4) Dado que los infiernos pintados por los artistas del Cristianismo no originan ninguna reacción que condene los suplicios a nuestros semejantes, pensé que una forma de resaltar su crueldad, de lograr que el espectador comprenda la realidad de esa característica de Occidente, era copiar esos infiernos pero reemplazar a los seres humanos por los santos y vírgenes que los crearon o difundieron.

5) Aquella idea produce una singular reacción de la Iglesia: después de siglos de difundir y apoyar los infiernos pintados en sus iglesias, donde se muestran suplicios a gente como nosotros, se ofende y rechaza los infiernos cuando los que sufren son pedazos de yeso y plástico. Espero que con el tiempo la Iglesia extienda su rechazo a los tormentos pintados por el Bosco.

6) Debo aclarar que las figuras que se venden en las santerías no son, a mi criterio, las de los verdaderos Jesús y la Virgen y que sólo representan a los personajes que describen los creadores del Cristianismo. Del mismo Evangelio se deduce que una persona con ideas socialistas, preocupado por los pobres y que nos aconseja amar a nuestro prójimo, como dice era Jesús, no puede amenazar a ese prójimo con la tortura.

7) Durante dos mil años el infierno se mantuvo inalterado, pero no hace mucho el Papa lo modificó diciendo que allí no hay fuego, pero que la ausencia de Dios origina una sufrimiento comparable a las angustias terrenales. El sufrimiento físico se reemplaza por el espiritual.

8) Este poder que tiene el Papa de modificar las formas o sistemas del castigo evangélico me lleva a suponer que podría resolver la contradicción de apoyar los derechos humanos en la tierra y violarlos en el más allá, declarando que la Iglesia ha cometido un nuevo error, que el infierno no existe y que nadie es ni será castigado.

9) Mi intención no ha sido molestar a los creyentes que no creen en las tierras de los diablos. Mis obras están destinadas a la Iglesia y a quienes la acompañan en la amenaza del castigo a los supuestos “pecadores”.

10) Aclaro que estas opiniones no son una novedad. Parecidas o iguales sobre Iglesia y religión las han dado antes que yo, entre otros Bertrand Russell, Arnold J. Toynbee, Sigmund Freud, Noam Chomsky, Aldous Huxley, Saramago, Almodóvar.

11) En la muestra hay, además de dibujos y cuadros inofensivos, obras que se refieren a otros temas: el antisemitismo, la homosexualidad, la vinculación de las víctimas del sida con la campaña contra los anticonceptivos, el llamado Proceso, las guerras contra Vietnam e Irak, la Conquista de América, las obsesiones sexuales de Occidente, etc.

12) La Iglesia ha lanzado una desconcertante campaña contra la muestra y no ha condenado la violencia desatada por algunos de sus feligreses, actitud que los alienta a repetir sus hazañas. Tampoco ha contestado los argumentos y explicaciones que he dado en varios programas de radio. Espero lo haga ahora.