EL MIRLO BLANCO
Mi abuelo contaba la historia de un pueblo que ansiaba un mirlo blanco que lo guiara hacia la luz y arrancase, de sus gentes, el s�ndrome de S�sifo; el eterno recomienzo, subir d�a tras d�a una piedra a la monta�a del Hades, con el castigo divino, de verla caer por la otra ladera al coronar su cima. Era as�:
En el coraz�n de un rec�ndito valle de un perdida regi�n perteneciente a un pa�s en desarrollo, unos empresarios malviv�an, m�s que compet�an, en el mercado. En vez de colaborar, para salir de su aciaga situaci�n, guerreaban cada uno por su lado, se menospreciaban o acusaban de infringir las normas. Realizaron varios intentos de acercamiento con reuniones nocturnas, despu�s de la jornada de trabajo. El resultado, por al cansancio o porque verdaderamente las distancias y puntos de partida eran tan rematadamente insalvables, fue desolador. La culpa incluso recay� en los trabajadores. Como, de esta guisa, no se lleg� a puerto, bueno o malo, el siguiente paso fue organizar cenas en las tabernas del valle. Pensaban que alrededor de una buena caldereta de carnes, regada con los maravillosos caldos de la tierra y adornado todo con exquisitos postres caseros, las entendederas se abrir�an, a medida que se cerraba el hambre. Igualmente, un fracaso. Adem�s, como no eran subvencionadas, cada vez deb�a pagar uno distinto, as� que �el d�a que no tocaba� tiraban de largo para engordar sus barrigas y la deuda del anfitri�n. Tampoco surgi� nada positivo; los �nimos de reconciliaci�n se fueron enfriando y la situaci�n se enquist� m�s. El �paganini� de turno examinaba la nota en la que hab�a apuntado lo comido y bebido por los dem�s cuando eran ellos los que invitaban...El mirlo blanco volaba lejos y S�sifo corr�a tras su piedra, ladera abajo. Con el tiempo, las reuniones eran m�s espor�dicas, con menos participantes, y terminaban antes de hora por motivos personales, o desavenencias.
Hoy, la situaci�n pinta m�s desesperada. Se han instalado nidos artificiales -centros de empresas, �rganos de dinamizaci�n y diversificaci�n, etc- para atraer al deseado p�jaro, pero nuestro valle le parece terreno yermo y sigue sin visitarnos. �Ah!, por cierto, ya hay una legi�n de desanimados porteadores de piedras.
PARA AGAIN DESDE EL ENTREGO HERI GUTI�RREZ
Posted by Hello
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