Si tú supieras
Si tú supieras con cuanta idolatría te amé. Si supieras cuantas veces quise morir por ti. Si supieras cómo por las noches velando en la tibieza de una cama solitaria te oía rebullir a lo lejos y sentía tu calor recordándolo con furia... Si tú supieras, mi amor, con cuanto amor te extrañaba, y deseaba la alborada para verte nacer con el nuevo día. Si tú supieras. Si supieras. Esta amargura que me envenena la garganta, estas manos frías e inexpertas que naufragaron tantas veces sobre ti, esto que me sube por el centro del cuerpo hasta hacerme llorar, todo esto es tan solo un reflejo. Un pálido reflejo inestable y marchito. Los tics de la pierna cortada que, aun caliente, tiembla en el vertedero. LIBRO DEL ADIÓS © FRANCISCO J. LAURIÑO, 1979-2000. 2005. |
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