martes, junio 01, 2004

Una cuestión de número



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Cuando los habitantes de la ciudad se habían habituado al dominio del ocupante
El ordenador determinó que todos fuesen numerados en la cabeza como hace cincuenta años antes se hiciera en el brazo en Auschwitz y otros lugares.
La operación era indolora y por eso mismo no hubo ninguna resistencia ni siquiera protestas
El propio vocabulario sufrió transformaciones y habían sido olvidadas las palabras que expresaban la indignación y la cólera
De este modo los habitantes de la ciudad se encontraron numerados del 1 al 57229 porque la ciudad era pequeña y fue escogida para la experimentación entre todas las ciudades ocupadas
Dos meses después el ordenador registraba valores de comportamiento y diferentes estados de espíritu consonante con el número correspondiente a cada habitante
Entre 1 y 1000 estaba el perfecto éxtasis del yo propio aunque dividido en mil exactas y pequeñas parcelas
Nadie reconocía autoridad a quien tuviese un número superior al suyo lo que explica que el 57229 comiese con los perros y tuviese que masturbarse porque ninguna mujer quería dormir con él
Los habitantes del 1 al 9 se consideraban jefes de la ciudad y vestían según las modas del ocupante
Pero el primero de ellos mandó hacer un aro de oro que suspendía sobre la cabeza como señal de poder y autoridad y hoy basta esa señal para que todas las cabezas se curven a partir del 2
Sin embargo sólo el ordenador sabe que estos números son provisionales y que dentro de veinticuatro horas todos se apagarán para reaparecer en orden inverso
Proceso tan bueno como los animales mecánicos para proseguir con el exterminio de la población ocupada
Pues todas las humillaciones serán retribuidas al cien por uno hasta la muerte
Mientras tanto los ocupantes se distraen en los espectáculos que para su uso todavía funcionan